Como si fuera esta noche

¿Somos los autores los más capacitados para "presentar" nuestro texto cuando este forma parte de una puesta en escena? Ahora que ha sido leído, estudiado, sufrido y disfrutado por las actrices y el director, ¿no conocen ellos mejor que yo sus entresijos, sus connotaciones, sus errores y sus aciertos? Estoy segura que sí... Sin embargo, para mí supone un orgullo y una responsabilidad redactar ahora esta presentación. Estos dos sentimientos me acompañan desde que Carlos Ianni me propusiera llevar a escena Como si fuera esta noche. Orgullo porque esa elección le aporta un valor insospechado a esta pieza; responsabilidad por la conciencia de que va a ser sometida a una importante prueba: la de hablarle a personas con una identidad cultural distinta de la mía. ¿Será capaz esta obra, escrita en el sur de España, de mantener su capacidad comunicativa? ¿Cómo será interpretada desde la Argentina, desde ese país por el que siento una verdadera fascinación y un profundo cariño? Me planteo estas preguntas ahora que sospecho la mirada de un público nuevo, con unas expectativas propias. Finalmente, será su presencia y sus reacciones las que les den sentido, en cada función, a todos estos meses de trabajo. Desde mi punto de vista, los pilares que sostienen Como si fuera esta noche son el deseo y la memoria. Quise que Clara y Mercedes, sus dos protagonistas, pudieran encontrarse en un espacio común, superando una barrera temporal de dieciocho años. Que pudieran decirse y decirnos las frases que aprendemos a guardar ("con sus esquinas dobladas") en el fondo de los cajones. No resultó difícil dejarlas elegir entre la palabra o el silencio; ellas reclamaban su derecho a hablar o a permanecer calladas, llevándome de la mano por ese maravilloso camino que recorre el autor cuando un personaje le encuentra. Con este texto he tratado de contar una historia, muy parecida a las que encontramos frecuentemente en la prensa; pero intenté hacerlo desde dentro, desde su compleja cotidianeidad, sin dibujar ni héroes ni verdugos. Contar una historia que golpeara al espectador, utilizando también la ternura y el lirismo. Eso fue lo que quise. Ahora es el momento de que Andrea y Cora encarnen sus voces, que les den cuerpo y vida. Sé que Carlos Ianni ha puesto mucha ilusión en este proyecto y yo, desde aquí, desde este trocito de papel, quiero darles a los tres las gracias por su confianza y por su manera de hacerme sentir presente en la distancia. Gracia Morales
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