La Floresta

La obra toca una constelación de temas interrelacionados. La posibilidad de poder transitar en un mismo espacio lo igual y lo diferente, respetando la realidad del otro. Valorar el mundo de abajo como fuente vital del mundo de arriba, proponiendo un corrimiento de velos, un echar luz a la oscuridad y hacer visible lo invisible. Por último tocar una cuerda amplia en relación al deseo. Considerar los diferentes apetitos que se reflejan en la fisicalidad, en el lenguaje de los cuerpos. ¿Dónde está el deleite, el alimento de los sentidos que da plenitud y alegría? En la inclusión de lo negado. Eso sucede en "La Floresta", ese no lugar, esa utopía, tan cercana. Ahí nomás, por debajo de lo que vemos y hacemos es posible entrar en ella.

Este trabajo es un intento de crear una ética de lo vivo, al menos en nosotros, hacedores del espectáculo, luchando una vez más contra lo fijo.
El texto "Como una corza" de Clarice Lispector con sus múltiples lecturas fue nutriendo el imaginario. Estas imágenes y un diseño espacial predeterminado fueron el punto de partida.

Dos mujeres, un ritual de limpieza como preparación para entrar en otro espacio. Polaridades que expresan lo igual y lo diferente, coincidencias y desencuentros, resistencias y flaquezas. Hay en ellas una dulzura ansiosa de mayores dulzuras. Cada una se vuelve para la otra el espejo y su deconstrucción, la sombra y su ruptura, la animalidad y la abstracción de las formas. Va apareciendo un entramado de sustancia viva que culmina en la apertura de ambas al misterio, fuente de vitalidad y expansión. Vuelven de allí con entereza de espíritu, una entereza que proviene del encuentro con la otredad en sí mismas.

Este espectáculo cuenta con el subsidio de Prodanza 2012.

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