La Reina

Réquiem en tres cuadros, tres video clips y un intervalo con catering fúnebre.

¿ Qué lugar acepta todo el arte que renuncia a su poder propio y se cobija bajo el ala del terror y la muerte, el arte que no es ya lugar de lucha, oposición?

¿Cómo espiar el ritual en el que el poder escupe, pare y devora, sorbe y expulsa?

Del aparecer al desaparecer, del no estar al estar, del no estar al no estar más. Magia.

El banquete de los Oscars, ha comenzado.
La Reina invita.

La obra:
En La Reina, Jelinek ha creado un monstruo: rescata de la tradición germánica un personaje mítico con el que se asusta a los niños. Sin embargo más bien pone palabras a un personaje real, Paula Wessely, actriz oficial, colaboracionista con el régimen nazi.

Miles de interrogantes resonando en este trabajo minucioso y provocador que posee una particularidad: toda la batalla, toda esa guerra se libra siempre y sólo a través del cuerpo de una actriz.

Miles de voces que se encarnizan en lucha por tomar la palabra, abriendo surcos en esta actriz muerta. Un plural de voces que discute a través de ella con su permiso y sin permiso. Todo el poder que ha ejercido con su arte, y que ahora detiene sus venas.

La Reina. Un objeto poblado de innumerables aciertos que no dejarán de arrojar luz y conocimiento.

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