El día que Nietzsche lloró

Sintesis Argumental

1890: El incipiente psicoanálisis se ocupa de la histeria y un filósofo encarna la desesperanza de la civilización occidental.

Sigmund Freud tiene apenas 24 años y es testigo del encuentro entre su maestro -el doctor Josef Breuer-y Friedrich Nietzsche, aquél filósofo maldito precipitado tanto o más que su médico hacia el abismo de sus obsesiones.

Esta es la historia de la milagrosa cura de ambos mediante el amor y la amistad.

Sobre la Puesta

La puesta trabaja con dos planos, el del inconsciente y el de la realidad; y la escenografía busca instalar en el espacio ambos hemisferios: escaleras repetidas, proyecciones multimedia y superficies tramadas que sólo dejan ver invirtiendo la mirada, instalan a los personajes en un espacio onírico, que pudiera ser el limbo. El límite de éste ámbito es un plano circular donde se reflejan parte de sus pensamientos, sentires y temores.

La época se evoca en el vestuario, que sin dejar de tener un carácter plástico dibuja rasgos de cada personaje: las mujeres aparecen en colores y texturas suaves, pero cada una dando pauta de su esencia. En los hombres, los colores son neutros y se exacerba lo angustiosamente intelectual de Nietzsche, escurridizo a la hora de mostrarse humano. El contraste y ausencia de color entre hombres y mujeres responde a que ellas son reflejos del imaginario de estos intelectuales de la época.

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