El Ingenio de los Orvantes

El Ingenio de los Orvantes es una obra de Guillermo Mantilla Santillán, joven escritor tucumano, cuyo titulo original es El Jardín de Piedra.
Con un grupo de jóvenes artistas de diferentes nacionalidades, la obra, que pone el foco principal en las actuaciones, promete una muy interesante representación.
"El Ingenio de los Orvantes es una tragedia que plantea una lucha de instintos primarios y que mas allá de estar desactualizada (transcurre en 1887), muestra los deseos y bajezas que nos rodean hoy en día. Es una obra pretenciosa desde la concepción artística pero hecha con mucho trabajo, esfuerzo y pasión, y de la que no dudo que no dejará impasible al espectador", asegura Yoska Lázaro, Director de la obra.

La necesidad de escapar de su vida y de sí mismos, llevará a tres primos a planificar un asesinato, que consideran la única salida posible ante el sometimiento del que son víctimas por parte de su tío. Un sometimiento del hasta ahora han sobrevivido gracias a un mito: El mito de Teseo. Ese hombre capaz de vencer a la bestia y liberar al pueblo de Atenas.
La victima que en su liberación puede llegar a convertirse en el peor de los opresores, el ser humano como depredador de su propia especie y las necesidades, socialmente incorrectas o reprobadas, del hombre, reclama mi atención y me sumerge en una investigación sobre las necesidades y comportamientos de unos personajes con un deseo desesperado de volver a vivir.

Acerca del Mito de Teseo
El Minotauro que habitaba en el laberinto de Creta devoraba año tras año jóvenes atenienses como parte de un antiguo tributo. Decidido a terminar con tal situación, el heroico Teseo se interna en el laberinto y consigue darle muerte al Minotauro. Ayudado por el hilo que Ariadna le había dado antes de entrar consigue encontrar el camino de regreso.

Notas del director
Hay pájaros que no saben volar y no quieren aprender.
Hasta pájaros que buscan jaulas invisibles para vivir mejor.
¡Pero hay que fijarse bien!
Hay pájaros de colores que quieren bailar y son enjaulados y obligados a piar canciones grises o verdes.
Y los pájaros que eran coloridos, se apagan.
Y ya no quieren cantar.
Pero sueñan, y los sueños sin sonido no son peligrosos.
Y aprenden a vivir en silencio. Un silencio pesado. Un silencio. Un silencio que ensordece.
Y Ya no saben decir: ¡Basta!
Y odian la música y a quien canta.
Y cuando vuelven a soñar, no se reconocen.
Ahora, se reconocen en las pesadillas del ayer.

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