La Venus de las pieles

“La mujer tal como la naturaleza la creó y tal como la trata el hombre en la actualidad, es nuestra enemiga y no puede ser otra cosa que una esclava o una tirana, pero jamás nuestra compañera. Sólo podrá serlo cuando tenga los mismos derechos y cuando los merezca por su formación y su trabajo. Por ahora no tenemos más que una alternativa: ser el clavo o el martillo. Yo fui un asno y me convertí en el esclavo de una mujer. Quien se deja azotar merece ser azotado.”

Leopold Von Sacher-Masoch

Premios y distinciones:

  • Esta obra ha ganado el Concurso Nacional de Producción Teatral del Instituto Nacional del Teatro.
  • Proyecto de realización auspiciado por el Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
  • Auspicio Embajada de Austria en Buenos Aires.

Síntesis argumental

Un hombre sueña, soñó o esta soñando en un tiempo suspendido.
Un hombre confundido por el horror y la belleza de su imaginario suprasensual.
Un sótano.
En ese sótano un recorte de algo, como la proyección de un fragmento del pasado, un estallido de tiempo que se cierra sobre la doble dialéctica que comprende el universo masoquista: la víctima que habla a través de su verdugo.
En ese transcurrir, Severino extorsionará a Wanda con la intención de que ella lo convierta en su esclavo. Una y otra vez hasta persuadirla a trascender sus límites.
Tanto el juego de poder como el sometimiento y la humillación llegarán a la cumbre cuando Wanda, viéndose en el reflejo de un espejo aumentado y deformante, encuentre las riendas de su propio deseo.

Propuesta artística

“La obra de Sacher-Masoch ha caído injustamente en el olvido. Por la temática que aborda, tiene un alto valor cultural.
El sentido común maneja en su discurso perversiones instaladas a modo de estatutos sin conocer su origen y por ende, sin poder analizar y revertir sus consecuencias.
En las relaciones amorosas el sometimiento y la dominación del otro se convierte en moneda corriente y, la mayor parte de las veces, esto es visto como algo “normal”.
El desconocimiento masivo de la causa de este mecanismo, que encierra en él la dualidad dolor-placer, es el impulso de esta propuesta.
Llevar al teatro La Venus de las Pieles, de Leopold Von Sacher-Masoch, es para dar a conocer el origen del masoquismo, rompiendo en primer lugar con la confusión más común: la dualidad injusta que existe en el término “sadomasoquismo”, presentando a Masoch y su doctrina escindido de Sade.
Cuando Krafft-Ebing, psiquiatra alemán (1840-1902), habla del masoquismo honra a Masoch por haber renovado una entidad única, defendiéndola no tanto por el vínculo dolor-placer como por comportamientos más profundos de esclavitud y humillación.
Gilles Deleuze define la obra de Masoch con una característica erótica y perversa: “La capacidad de desexualizar el amor y sexualizar toda la historia de la humanidad”
Este punto que es omitido en los análisis sobre la obra de Masoch trasciende las relaciones amorosas llevando esta perversidad más allá de lo privado, convirtiéndola en un síntoma publico, social y político.”

Claudio Quinteros

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