Óxido

Inés ha dejado su vida atrás, su baño, su casa, su pareja, su ciudad, para venirse a Capital. Pero arrastra una molestia: un diente partido. Por eso llama a Gastón, un antiguo amigo de los veranos de su infancia, tenista frustrado convertido en odontólogo, porque aunque hace muchos años que no se ven, no conoce a mucha gente en la ciudad y total son casi como primos. Pero ese día Gastón siente sudor frío y un molesto temblor de manos, por lo que le pide a Mauro, con quien comparte consultorio, que la atienda. Mauro se resiste, pero al ver a Inés, le vuelven a brillar los ojos como hacía años que no le brillaban.

Óxido es una obra sobre el alivio.

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