La marca de Cain

A siete años de estrenada su primera parte (Abel cazador de Caín, en Babilonia, 1998), sube ahora por primera vez a escena LA MARCA DE CAIN, de Alberto Muñoz, espectáculo que explora el episodio bíblico donde se cuenta la trágica relación de los tres hermanos hijos de Adán y Eva, completando así la mítica historia.
Bajo el formato de teatro leído y continuando la tradición de las piezas radiofónicas, La Marca de Caín se presenta como un texto sonoro, una partitura donde las palabras intervienen rítmica y melódicamente en boca de sus personajes.
La ambientación y los escenarios donde transcurre la obra también están narrados a través de sonidos, provenientes de la voz y del cuerpo del intérprete.
La pieza en sí es un extenso poema dramático dividido en dos partes: Abel Cazador de Caín y Seth, que en esta versión del autor –quien interpreta los numerosos personajes- será simultáneamente publicada en CD.

En el primer acto, El Viento en la ruta de occidente, el poema nos muestra a Abel y a Caín ensayando frente a un gran espejo de viento. Cada uno ensaya la muerte del otro. Un narrador extiende el conflicto, llevando la tragedia de los hermanos hasta los carnavales, otra de las formas elegidas por El Viento para cantar y contar lo sucedido.

El segundo acto, El Viento en la ruta del oriente, narra un episodio similar, extraído de las páginas del Corán, donde otro Abel y otro Caín vagan por el desierto, cargando cada cuál con la muerte del otro; hasta que en el tercer y último acto El Viento en la ruta (anécdota contemporánea) escuchamos una historia que transcurre en un pueblo nacido al costado de una ruta: Gauss.

Esa localidad de seis mil habitantes esperaba el nacimiento de un niño, a quien sus padres bautizarían con el nombre de Abel; pero el misterio, quiso que los nacidos no sean uno, sino dos: los mellizos Cuevas. Los dos hermanos deberán luchar contra un destino impuesto: uno de ellos deberá llevar la marca de Caín.

Abel y Caín fueron los primeros hijos de Adán y Eva. Luego de la tragedia entre los hermanos, nace un tercer hijo: Seth, con cuyo nacimiento se intenta de algún modo reparar la desgracia familiar. Pero el misterio quiso que Seth fuera físicamente muy parecido a Abel.

Mientras tanto, Eva escucha permanentemente a la tierra que clama por venganza y Seth toma el legado de la tierra: vengar la muerte de Abel. Siguiendo la marca de Caín y, tras un largo recorrido, Seth persigue a Caín, con el siniestro objetivo de hacerse pasar por Abel.

El desenlace retoma nuevamente el sino trágico de los hermanos. La pieza narra el periplo de Seth buscando a su hermano, búsqueda que tendrá como escenarios los comics, las películas de aventuras del cine clásico, escenas de películas argentinas de los años 40, los western, para culminar en una mina de carbón de la provincia de San Luis, donde se producirá el desenlace final.

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