Triste campero

Compañía: Ateneo La Taba.

En el año 1892, Juan Vucetich implementó por primera vez el sistema dactiloscópico en la ciudad de La Plata para resolver el crimen de dos niños ocurrido en el rancherío de Necochea. Aquella vez se determinó que la asesina había sido su madre, Francisca Rojas. El que tomaba las huellas en la Oficina de Antropometría era nada menos que Florencio Sánchez a sus dieciocho años, recién llegado del Uruguay.
Este es el punto de partida de TRISTE CAMPERO, una obra que abandona la linealidad de la historia para abordar versiones posibles de aquel caso de resonancia internacional, un crimen que hasta el día de hoy se entiende como el caso testigo que posibilitó un cambio de paradigma en la investigación policial.

1 Histórico de funciones