Casa Tomada

El sol asomaba, y se metía por las hendijas de la vieja casa, con el llegaba el día, un día de otoño porteño, cálido pero con ese fresquete propio de esa melancólica estación. Se alumbraban de apoco los rincones, desde las habitaciones hasta el patio general donde las pilchas secándose en lo cordeles delataban la presencia de varias provincias amontonadas bajo un mismo techo. Los perros ladraban en la vereda, las palomas curioseaban los bancos, un gato anciano deambula por cada una de las puertas de las habitaciones, mostrándose dueño y señor de la casa, arrabalero y temerario. La casa escondida en San Cristobal, ya no es una casa abandona, ella luce en sus pasillos federales la mixtura de colores, tierras, acentos e idiosincrasias, es porteña, bonaerense, pero un crisol deambula en esos pasillos, en esas paredes de humedad que atestiguaron centenares de vidas que ahí se conocieron en el viejo conventillo y hoy en esta casa tomada.

1 Histórico de funciones