Casta Diva. María Callas, el crepúsculo

“Donde hay amor no existe el deseo de poder, y donde predomina el poder el amor brilla por su ausencia. Uno es la sombra del otro."

C.G.Jung.


Diva significa un ser cercano a los dioses y en cierta manera Ella lo fue. María fue condicionada para ser diferente. Personajes singulares y míticos que aparecen cada tanto. Su voz, su amplio registro, único, su personalidad, fueron su fuente de poder. El poder es finito como la vida misma. María Callas amó tanto el canto, hasta que se fue apagando. Cada pérdida afectiva implicaba perder algo de su voz, algo de poder, así como cuando un político pierde fuerza, como una mutilación de su cuerpo, sin regreso, irreversible. Refleja el último tiempo de María Callas. Donde ella toma conciencia de su decadencia. Se da cuenta de que solo en el escenario se siente plena y libre.

Recuerda episodios de su tormentosa vida personal, se emociona con sus éxitos y reconoce sus fracasos que la conducen a la adicción por los medicamentos, que la llevaron, también, a la pérdida de su tesoro más preciado: la voz.

En este doloroso estado en que la envuelve la realidad, sueña con volver a cantar. El original planteo literario resuelve oníricamente esta etapa de su existencia apelando a Callas 2, que simboliza su alter ego, su conciencia.

La puesta surrealista está conformada por imágenes y música apropiadas que, unidos a Callas 1 y Callas 2, transportan a los espectadores a su nivel de ensañamiento, incluyendo circunstancias humanas capaces de provocar la reflexión dentro del mundo preciosista de la opera.

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