La casita de los viejos

Mauricio Kartun es, sin dudas, uno de los principales dramaturgos en lengua castellana de la actualidad. Sus textos no sólo abordan con profundidad el drama humano y el conflicto de los personajes, sino que además se permiten incursionar por vertientes artísticas poco comunes en el teatro, como por ejemplo el relato fantástico.

Esto ocurre con "La casita de los viejos": el drama de los personajes, es atravesado por una discontinuidad del tiempo, cíclica (perversamente cíclica), que agrega al conflicto un "plus" de dolor, de asfixia, de laberinto que siempre termina en el mismo hogar donde comenzaron las situaciones problemáticas, las vidas mismas, de todos los personajes.

El autoritarismo, la hipocresía, la sobrevalorada mirada de los otros, la inmadurez, el displacer, la vida como una lista de ritos sociales "que hay que hacer", entre otros temas, tienen un peso definitivo en esta obra; pero que se acrecientan con la ruptura de tiempo planteada por el autor, como ingrediente intensificador de la feroz trama de esta pieza.

En cuanto a la puesta, hemos tratado de llevar a un punto casi máximo varios aspectos; como la crueldad, la desvalorización "aprendida" en casa, la independencia personal no alcanzada, el barrio cuando no sólo no nutre con la experiencia, sino que lleva consigo una pesada carga de no diferenciación endogámica, de manada donde hay sitio para un solo macho dominante.

Una puesta desprovista en lo escenográfico (habitual en LOS TEATREROS), con todas las fichas puestas en los personajes y sus circunstancias, conformando una verdadera "fauna", imposible de soslayar. Una puesta que puede, por momentos, movernos a la risa... y luego llevarnos a pensar en por qué nos reímos de ello. Una puesta que, sabemos, no les pasará inadvertida. SEGURAMENTE QUE NO.

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