Luis Ernesto llega vivo

¿Es posible soltar completamente a los muertos? ¿Cuándo se acaba realmente el vínculo con las personas que quisimos y ya no están? Una madre y su hija atraviesan como pueden el camino de la pérdida. Cada una tiene una relación distinta con la ausencia. Y en su búsqueda (por llamar de algún modo a las tensiones, los acercamientos y los conflictos cifrados en esa relación) recorren juntas los caminos más inesperados, aquellos donde la realidad y la imaginación confluyen.

Con Luis Ernesto llega vivo Alejandro Lingenti retoma la relación con la obra de Fabián Casas, luego de haber adaptado para el cine su novela Ocio en el año 2010. Es su cuarta obra, después de Debés haber perdido la cabeza (2012), Japón (2012) y Kid (2016), y reúne el trabajo entre artistas de diferentes disciplinas: un elenco joven y heterogéneo, de formación disímil, un escritor consolidado que debuta como dramaturgo (Casas), un artista visual de prestigio internacional que desembarca por primera vez en el teatro (Diego Bianchi), un músico con mucha trayectoria (Ulises Conti) y un iluminador experimentado y muy prestigioso con el que trabaja desde su segunda puesta (Matías Sendón). La obra tiene el objetivo de propiciar el cruce de todas esas disciplinas para ponerlas al servicio del teatro, pensado como campo de indagación, más que como espacio con un catálogo inamovible de reglas.

FABIÁN CASAS: "Y hallándome en días tan difíciles me refugié en la casa de Gastón Gaudio. No éramos amigos y apenas habíamos tenido alguna que otra charla, pero me dio un cuarto, ropa, comida y traquilizantes. Ahí encontré en mi pequeño bolso de pugilista una obrita que había escrito tres años antes. Para ser exactos, el primer acto de una obrita que se llamaba Luis Ernesto llega vivo. En dos días escribí los otros dos actos: es la historia de un fantasma que ama a Peter Frampton. Siempre me gusta alejarme de las zonas de confort y no sé escribir teatro. Por eso lo escribo. Trabajo sin didascalias para que los lectores pongan las suyas, mentales. Por gracia de mi amigo Alejandro Lingenti la obra creció y ahora es interpretada por un elenco increíble. Qué más pedir. Es raro cómo del dolor más profundo puede surgir la alegría. Eso quería Spinoza. Todos somos bandas tributo de alguien, aunque pretendamos ser originales. Tarea vana ésa, tarea ridícula. Ahora trabajo en otra obra: Elvis dejó el edificio. Le estoy robando a Chejov, porque para qué vas a robar un kiosco si podés robar un banco. ¡Big zoabra!".

Alejandro Lingenti nació en Buenos Aires en 1967. Es Técnico Superior en Periodismo y Licenciado en Ciencias de la Comunicación y ejerce el periodismo desde 1990. Trabajó en la agencia de noticias Télam, donde fue editor de la sección Cultura y Espectáculos, y el diario Clarín. Fue gerente regional de contenidos de Terra Networks. Actualmente es redactor de los diarios Perfil y La Nación, y colaborador permanente y corrector de la revista Los Inrockuptibles.
En radio, condujo con Ernestina Pais Salgan al sol, programa de la FM Rock & Pop durante 8 años, y hoy conduce Viaje liviano en Nacional Rock (sábados de 11 a 13).
En 2010 adaptó para el cine la novela Ocio, de Fabián Casas. La película participó en la competencia argentina del BAFICI y en los festivales de Berlín y La Habana, donde fue premiada. También fue estrenada en Brasil, Chile, Uruguay, Colombia, México y España. En Argentina, Ocio fue el film elegido para la reapertura del cine Cosmos-UBA.
Estrenó, en 2012, las obras Debés haber perdido la cabeza, codirigida con Laura López Moyano, y Japón, codirigida con Jimena Anganuzzi, y en 2016 Kid, basada en la Carta al padre de Kafka, con dramaturgia del escritor Alejandro Caravario.

En octubre de 2017 estrenó Luis Ernesto llega vivo, el debut como dramaturgo de Fabián Casas.

3 Histórico de funciones
4 Notas en los medios