Lo Frío y Lo Caliente

Los avatares de la vida nos llevan a tomar laberintos inesperados para mantenernos en la cordura.
¿Cómo ser mujer en soledad frente a ese mundo ordenado que clausuró opciones?
¿Cómo serlo si se destruyen los castillos de cristal que sostenían la frágil humanidad?
¿Cómo ser hija de la locura y no aferrarse con desesperación a un tenue recuerdo de la niñez para sostenerse del lado de la cordura?
Cuando la función materna se vuelve tiránica y la ausencia del padre libera "la boca del cocodrilo" todo puede pasar, y pasa.
En "Lo Frío y Lo Caliente" el vínculo madre-hija explota e implosiona a la vez.
La falta de papá es suplida por un símbolo fofo y desgarbado, mientras que mamá, reina en su castillo de ilusiones, al que la pobre Nelly entra y sale sin poder intervenir.
Norma espera a Nelly, que llega de trabajar y la transforma en su bebé, la niña que sólo puede existir en el recuerdo, pero que la trae a escena el desquicio de su madre.
La insatisfacción de Nelly, el silencio, la resignación la dejan manipulable y obediente. Rolando, silenciado, habla a través de Norma quien opera como un todo que ordena, hipnotiza ejerciendo una violencia cruel, desde la palabra hasta la mutilación humana.
El matriarcado impuesto mediante el estado de enfermedad de Norma ha provocado el alejamiento de Rolando, al punto de la "inexistencia", y la hija de ambos quedó bajo el mando los deseos y la manipulación materna.
Un recuerdo de esa niña es una de las vías para aferrarse a la vida y salir del dominio de la carcelera de la locura.
... El silencio también es una forma de crueldad ...

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