Espectros

Dice Lizardo Laphitz (director de Espectros):

“A principios de año, tuve la sensación de haber llegado a un punto en el tiempo y en el espacio, que me incitaba a un desafío interior, a un “salto”, que sólo podía probar después de haber transitado algunos escenarios, algunos autores, algunas experiencias con mis alumnos, y esencialmente, unos cuantos años de vida. Fue así que recorriendo mi memoria rescaté aquellos autores que en la jerga ‘teatrista’ llamamos “grandes”, aquellas obras que llamamos “obrones” y que a veces su abarcamiento impone severos dolores de cabeza. Me encontré con Miller…Williams…Strindberg……Ibsen…. reflexioné acerca de cuál era el tema que me movilizaba en ese momento, qué necesitaba contar….. y, en el aspecto social que abarca Ibsen en la mayoría de sus obras (no en vano se lo ha catalogado como el creador del Teatro Social), encontré el punto de contacto que me llevó a una de ellas. Espectros.

En esta obra encuentro a los personajes maniatados a un orden preestablecido, orden éste que los lleva a subordinar sus afectos, sus deseos y sus necesidades personales. Espectros muestra en primer lugar la contra-cara de una moral hipócrita y caduca, y en segunda instancia la perniciosa acción de la Iglesia, tomándola como símbolo de poder, para mantener un statu-quo que permita dirigir la vida de las personas. Además, es la lucha de una mujer que ha perdido toda su vida enarbolando la bandera del “deber ser”, ha dinamitado su espíritu para mantener intacta la moral de su hijo …..y también es su derrota…La protagonista “se ha doblegado a la obediencia”, pero eso no alcanzará para intentar el “disparate” de pretender ser feliz. En fin, encontré tantas analogías con situaciones vigentes en nuestra vida globalizada…. tal vez hoy el dogma que se impone en el mundo es económico, pero su efecto devastador, su injusticia, son similares….. tal vez las reglas político- sociales del siglo pasado eran sostenidas por una moralina diferente, pero la estructura de poder que impone libertades individuales cercenadas y verdades encerradas, es la misma.

Ya planteado el desafío, y con la convicción de encarar la búsqueda a modo de investigación, me reuní con algunos integrantes del elenco actual y les propuse un trabajo “sin tiempo”; ¿qué implicaba esa expresión?: el rastreo de los personajes hasta las últimas consecuencias, sin medir tiempos ni esfuerzos, sin fecha de estreno, sin siquiera tener seguridad alguna de llegar a poner la obra en escena.

No fue sencillo hallar actores y actrices capaces de transitar sensible y profundamente cada uno de los personajes, que a su vez tuvieran la capacidad de revelar ese mundo con el peso que impone semejante obra, y que a su vez pusieran todo su empeño y su tiempo en un proyecto que podía terminar siendo solo un trabajo de investigación. Por suerte todos los integrantes del elenco aceptaron el desafío, y en el mes de marzo comenzamos a trabajar en conjunto, con varias traducciones. Hacia el mes de junio ya estábamos en la búsqueda apasionante de esos personajes, sus circunstancias, su mundo. En esta instancia, y a propósito de una corriente cada vez mas manifiesta a las adaptaciones, se me planteó la alternativa de remitirme al texto y la estructura originales, o no; analizando profundamente el texto y sin la mas mínima obsecuencia, entendí que Ibsen me estaba brindando la gran posibilidad de contar esta historia sin mas artificios que la actuación y la entrega profunda de los actores. Ese es el desafío.

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