Lo que parecía un día normal

Juan y Magdalena viven juntos en un departamento antiguo donde disponen de todo lo necesario para ejecutar sus actividades diarias. Sin embargo, y precisamente, son esos objetos y materialidades los que los distraen, haciéndolos transitar por mundos oníricos y escenarios de ensueño. Botellas, ollas, cucharones y otros elementos –que, a simple vista, no tienen mayor trascendencia- cobran vida en las manos de los protagonistas del montaje. De pronto, descubrimos la extrañeza de lo cotidiano: tras objetos y situaciones que parecen “normales” se esconden una serie de materialidades y posibilidades sonoras que nos transportarán a otra dimensión.

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