La República Análoga

Un grupo de personajes se reúne en una casa que podría estar ubicada en cualquier lugar de Latinoamérica para construir una nueva idea de nación. Cada uno hace su propio aporte, todos con un profundo sentido lúdico de la realidad. Así, dan rienda a pensamientos, sueños y pasiones en pos de construir un país utópico. “Siempre pensé –señala Arístides Vargas- que la necesidad de sostener un universo utópico no pasa por creer que hay un espacio donde la felicidad pende de los árboles, territorio imposible que alimenta los deseos de una comunidad impelida a crear una mitología, que de alguna manera le salve; no, no creo que sea así, creo más bien en la acción de inventar algo profundamente social e imposible, y cuando digo acción me refiero a que, el ejercicio imaginario, se sitúa antes del resultado, antes de conformarse como un territorio definitivo que puede ser perfectamente desastroso. La República Análoga -dice- es la valoración de ese momento previo, derecho al ensayo y la equivocación… “

Con La república análoga, el Cervantes vuelve a tener en su programación una obra de este autor y director nacido en Córdoba radicado en Ecuador desde hace muchos años, donde fundó el prestigioso grupo Malayerba que el año pasado presentó en este Teatro Instrucciones para abrazar el aire también de su autoría, en el marco del Festival Latinoamericano de Teatro.

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