Hay que dejarlo jugar

Gloria y Jorge viven en una vivienda proletaria en la periferia de Arguello norte. Jorge trabaja vendiendo tablas de inodoro a domicilio y Gloria como portera. Ambos conviven con Don Julio, padre de Gloria y suegro de Jorge. Un día, Gloria decide internar a su padre en un geriátrico debido a que consigue un trabajo nuevo y no puede hacerse cargo de él; pero Jorge, tratará de convencer a Gloria para que no lo interne, hay demasiados gastos y falta de ingresos en la familia. Para ello Jorge encuentra la escusa perfecta para deshacerse de su suegro. A pocos días se realiza un partido homenaje a ex futbolistas del Club Argentino Peñarol. Jorge aprovechando que Don Julio ha sido un buin histórico de ese club, intentara que juegue ese partido y así aniquilarlo definitivamente en pleno juego. Para ello, Jorge tramará un plan ideal para hacerlo jugar.

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