Soplador de estrellas

Resumen argumental: Maestro Bornolio necesita ayudanta, Cibelina ocupará este lugar y mientras aprende sobre su nuevo trabajo descubre que el trabajo de Maestro Bornolio consiste en nada más ni nada menos que soplar estrellas, frente a este descubrimiento es que se desarrolla la obra. Ningún deseo es tan importante como para soplar una estrella. Pero ante tantas cosas feas que el mundo tiene ¿Qué se puede hacer para mejorarlo? ¿Cuántos deseos se pueden pedir si se sopla una estrella? ¿Y puede ser alguien tan loco como para arriesgarse en una empresa extraordinaria, poniendo en riesgo el cielo estrellado? Si cubrimos de buenos deseos los cielos del mundo encontraríamos sonrisas en todos en los rincones de la tierra. Si en todas las miradas encontramos una sonrisa sabríamos que los deseos se han cumplido. Cumplir deseos es una tarea muy ardua.
Si se piensa en “El Soplador de Estrellas” como un regalo, puedo imaginar un encuentro entre dos seres del mismo mundo. Imagino a un niño que sueña mientras un hombre juega, y de esa manera también juega el niño, y así un día, confiado, los sueños del niño se cumplen. Este es nuestro regalo. Por lo tanto, nos inclinamos apasionadamente al ejercicio de pedir deseos; adherimos plenamente a la fascinación de creer en que el futuro será hermoso; para que el niño sueñe y el hombre juegue. Y juntos construyan cada día la felicidad. Sencillamente, nosotros, cuando soplamos una vela, pedimos el deseo de un mundo mejor. Por eso compartimos teatro, hacemos teatro, contamos historias, creamos personajes, descubrimos mundos; reímos y jugamos para otros niños como nosotros, que quieran seguir creciendo en un mundo lleno de cosas lindas. Y todo sea feliz.

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