La torre

La perfección se deforma y la armonía da paso a una representación visceral del antagonismo y la violencia. Desde el idilio cortesano que fija la escena para la visión limpia en la obertura, libre en un mundo "perfecto", la coreografía se abraza frenética abandonando su firmeza sublime, dando a entender que fue subestimada. La complejidad de una obra que se enfrenta al horror de la sociedad y la necesidad de ser eso que nos fragmenta más, con un toque de humor agudo juega con los extremos de los personajes.

"La expresión más auténtica de un pueblo está en su danza y su música. Los cuerpos nunca mienten" Agnes D Mille.

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