Hay que vender la casa

Esta obra es básicamente costumbrista, una simple escenografía permite la intimidad necesaria para que el público se sienta incluido todos se disponen a disfrutar de un domingo más, pero cuando esa “tía” llega y dice hay que vender la casa, se desata los conflictos más inesperados.

La venta de la casa crea conflictos pero al mismo tiempo ayuda a la familia a solucionar cuestiones más profundas y sentimentales, como las de cualquier familia: con sus problemas y personajes diversos, planteados con inteligencia, con los temas conflictivos que, en general se desarrollan durante los típicos almuerzos de los domingos a medio día.

Es una obra de gran humor satírico que nos muestra a una familia cualquiera de Argentina que, en su ansia por superarse, a veces delira con sus realidades cotidianas, con su modo de vivir y convivir, tamizado de tabúes, secretos familiares, sexualidad y fracasos, y, hasta un ocultamiento “deshonroso”.

Una obra que emociona, divierte con fino humor, hace reflexionar y marca pautas sociales sobre nuestras costumbres familiares y los delirios que tiene cada integrante de esta singular familia.
Ser testigos de tanta hecatombe es una tentación para chismosos y otros que quieran incursionar en dicho “deporte”, pero que sin dudas los identificará con los dilemas que se traen a la mesa porque es éste el objeto protagónico que divide a los intereses de una familia como todas.
“No la elegimos.... ¡ nos toca!”

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