Saverio, MI cruel

Muchos años después, aquellos jóvenes del clásico de Arlt se han convertido en adultos mayores, integrantes de una misma familia: los hermanos (Susana, Luisa y Pedro), una cuñada (Julia) y una mucama (Simona). Ellos dicen tener encerrado en un cuarto de huéspedes al mantequero, Saverio.

Una tormenta inevitable golpea las ventanas, la familia toma té, come torta y decide volver a aquella farsa de antaño. Como en un antiguo ritual alguien morirá esa noche. ¿Saverio? ¿Alguno de ellos? ¿O sólo se trata de matar un recuerdo fatal?

Saverio, mi cruel una farsa doméstica para mantequero, familia y público.

Dice Edgardo Dib sobre esta puesta: "Saverio el cruel siempre estuvo 'en carpeta', quizás simplemente por ser un clásico argentino y, como tal, me sedujo el desafío de montar un texto canónico de la dramaturgia nacional. Como docente, muchas veces he trabajado la escena final de Susana (personaje gigantesco, por lo psicológico y por lo monstruoso) y Saverio. Una escena complejísima, con parlamentos exquisitos. Y como lo complejo me atrae, allí fui. Trabajé entonces no una versión libre sino 'libérrima' donde la pulsión de vida choca con la muerte irremediable, donde los límites entre lo real y lo onírico son siempre imprecisos.


Saverio, mi cruel es un volver al seno de nuestro ser, a la familia, para debatir sobre nuestros amores, odios, traiciones y asesinatos cotidianos. ¿No es acaso la familia nuestra primera sociedad y referencia en cuanto a la ideología y la moral?"

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