Brutus ladra

Brutus descubre la caja que
contiene al niño que van a asesinar.
No podía dejar de soñar
con lo mismo
todas las noches:
El latido del instinto…
Brutus cierra la caja
Y empieza a ladrar.

Es un espectáculo primeramente visual y poético dado por su condición de
teatro de objetos. Con una estética sugerente y siniestramente ingenua, el manipulador desenvuelve su relato en absoluto silencio como si fuera una máquina.

Una metáfora de la búsqueda de identidad. También de la búsqueda intuitiva del deseo y de los sueños.

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