Manipulaciones III: El banquete

Una aproximación teatral a El matadero de Esteban Echeverría

Un grupo de amigos de origen patricio se reúne a conmemorar el centenario de la patria en una casa en las afueras de Buenos Aires. Una patria y un festejo de los que se creen únicos y legítimos dueños. Organizan una cena festiva en donde las formas de la celebración dejan al descubierto sus oscuridades más profundas al punto de encarnar el "salvajismo" y la "bajeza" que les atribuyen, con desprecio, a los "otros" miembros de la sociedad

Una aproximación teatral a la confrontación cultural, social y política que ha signado toda nuestra historia y que puede sintetizarse en la fórmula acuñada por Sarmiento de la lucha entre la civilización y la barbarie.

Manipulaciones III: El Banquete es una obra original de Gastón Mazières con fragmentos de El matadero de E. Echeverría y La refalosa de H. Ascasubi.

Tesis conceptual para el espectáculo / Placer y violencia

Los colores rojizos abren El matadero de Esteban Echeverría (1805-1851). La sangre y la lucha, la violencia, el físico, el cuerpo a cuerpo están en las primeras páginas de la tradición literaria argentina. Pero también el comienzo da cuenta de la abstinencia de carne —la cuaresma—. La escasez de carne es el disparador para buscarla. La “guerra intestina entre estómagos” pone en escena una forma de gastronomía local: el placer de comer va de la mano con la lucha. Los huevos del toro y los pedos del pueblo, alimentado a porotos y pescado, sin carne. Necesitamos la carne de vaca con desesperación y abuso: somos carnívoros. Y la declaración de Matasiete: “a nalga pelada denle verga”, para asistir a la violación (no consumada) del unitario por parte de los federales. La sodomía está en el comienzo. Verga y puñal marcan el despertar, por lo tanto, el placer —del comer y sexual— es inescindible de la violencia, como también se pone en evidencia en La refalosa de Hilario Ascasubi. (1807-1875). La única posibilidad de expresión de placer en el plano local viene de la legitimidad de lo bárbaro en lo civilizatorio: de la fascinación. El erotismo es sadomasoquismo. La gastronomía es carnívora y etílica. El matadero como espacio de placer se representa como geografía de exceso y transgresión de la ley; por ende nuestra forma de representar el placer interioriza la violencia y el caudillismo en vivencia del placer/ dolor. (1)



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