La farolera

“Esta historia comenzó hace muchos años…Al terminar de leer el maravilloso cuento de María Elena llamado ‘La farolera’, tuve ganas de contárselo a los niños, a los papás, a los abuelos y a toda la gente que quiero.
La vida llena de vueltas y piruetas, me encontró -como en muchas oportunidades- haciendo una gira teatral por todo el país. Y en esos caminos desde La Quiaca hasta Ushuaia la idea de hacer ‘La farolera’ volvió a tomar vuelo y, junto a María de las Mercedes Hernando, comenzamos a soñar con este cuento; nuestros ratitos de ocio de la gira se llenaron con el mágico universo de palabras de María Elena: una plaza, una terminal de ómnibus, un bar, un aeropuerto eran los lugares donde ‘La farolera’ comenzaba a ser un personaje real para nosotras; era parte de nuestro equipaje. Al finalizar la gira, era ya una obra de teatro. Inmediatamente se la llevé a María Elena y dio su aprobación.
Tengo imágenes imborrables de ella: por ejemplo, ir a buscar a su casa los textos de un programa que ella escribía y que yo interpretaba. Esos textos eran extraordinarios. Siempre, en esa época, leía El Quijote y me decía que era lo único que había que leer. Por eso, en nuestra escenografía le pedí a Calmet que pusiera un molino quijotesco en homenaje a Cervantes y a ella.”
Virginia Lago

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