Los excesos del viento

Un pueblo en el sur. Patagonia, al pie de la cordillera.
Marta es profesora de biologia en la escuela secundaria del pueblo.
Llegó hace 25 años y se quedó esperando el momento de habitar la casa del rector, rodeada de árboles y plantas que ella misma cuida.
Pero llegó Escuder.

LOS EXCESOS DEL VIENTO es una obra de pocas palabras, de sentimientos sutiles y sensaciones profundas. Sus personajes se mueven en el pequeño espacio de una sala de profesores paradójicamente rodeados de una inmensidad de paisaje solitario. Esa soledad que se va metiendo adentro como un veneno.

Palabras de la Directora

Esta obra nace a partir de un ejercicio en las clases de dramaturgia de Mauricio Kartun. “le enseñé todo lo que sabía Escuder….”Esta situación me remitió directamente a mi propia experiencia como docente en un pueblo del sur patagónico. Conseguir una casa oficial, estar en la red de gas natural, construir invernaderos, tener agua potable, son temas que forman parte de la vida cotidiana en una geografía áspera y hermosa, incluído el viento, el frío y la distancia. Las evaluaciones ministeriales que llegan de lejanas oficinas urbanas no siempre contemplan la verdadera capacidad de los docentes, y a la hora de elegir, ser NYC (nacido y criado) no es un tema menor.

Marta llegó al pueblo hace más de veinte años para ocupar el puesto de profesora de biología en la escuela secundaria. Es una mujer dura, muy trabajadora, su vocación docente traspasa los límites de la escuela, maneja con igual idoneidad el hacha, la motosierra o la tiza. Cuida el jardín de una casa que sueña habitar algún día porque trabajó duramente para eso, “y así va a ser si Dios y la virgencita quieren…” Cuida también a su sobrino Ezequiel, “porque la vida así lo quiso”, Ezequiel y la virgen son sus interlocutores diarios. Pero el exceso de viento dicen que trastorna…”hay que hacerse amiga del viento acá…”. La delicada sensibilidad de Marta reacciona ante la injusticia, le provoca “esta ira que me lleva…”

Escuder fue uno de sus alumnos preferidos, ella misma lo alentó para que se fuera a estudiar. Y él vuelve con la misma fuerza con que ella lo lanzó, un bumerang que inevitablemente la va a tocar…

Adriana Desanzo