Laberintos

El monstruo está suelto.

Cada año (algunos dicen que cada nueve), la isla de Creta recibe del continente nueve donceles y doncellas como sacrificio al hombre más poderoso: Minos, rey de Cnosos. Los jóvenes serán ofrecidos al Minotauro, un monstruo mitad hombre y mitad toro encerrado en el laberinto construido por Dédalo. Pero, esta vez, será la última, porque en la comitiva llega Teseo, el príncipe ateniense, que vendrá a matar al toro de Minos. Ariadna y Fedra, las hijas de este, tendrán revelaciones que les cambiarán sus vidas para siempre. El mito se cumple, aunque por caminos tan intrincados como ese mismo laberinto.

Dicen que LABERINTOS es una historia de engaños, aunque la verdad se vea «desnuda tras los velos de recién casada». Todo es confusión; la ilusión produce tantos errores que se está en peligro de rechazar la verdad por sospecharla engañosa.

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