Médico a palos

Bartolo es leñador. Aprendiz de algunos rudimentos de medicina y de latín en su juventud, tiene por actividad principal beber y apalear a su mujer. En un tórrido verano formoseño, Valerio y Lucas, dos sirvientes de Geronte, buscan en las afueras de la ciudad a algún médico especial que pueda curar la rara enfermedad de la hija de su amo, Lucinda.

Martina, harta de los golpes de su marido, decide vengarse: les dice que Bartolo es un médico prestigioso y un tanto excéntrico que a veces niega su profesión pero vuelve a recordarla de inmediato cuando se lo apalea. Allí comienzan las peripecias de Bartolo, ejerciendo la profesión de médico a fuerza de palos y, a la vez, sacando provecho de su nueva condición social. En la casa de Geronte, aparece la nodriza Jacqueline, de quien el supuesto médico queda prendado. Para desgracia de Bartolo, también aparece el marido de la nodriza, Lucas. Se suceden los enredos entre el falso médico, Geronte, Lucinda, quien en realidad finge su enfermedad para poder casarse con Leandro, su enamorado, Jacqueline, Lucas y Valerio, mientras Bartolo recita su papel.

La obra más representada de Molière en todo el mundo, llega al Cervantes en esta versión de Pablo Bontá. Estrenada, en 1666, "Médico a palos" pone en el tapete temas como la hipocresía, los prejuicios y la ignorancia en un juego de apariencias al que todo ser humano se ve tentado a sucumbir en algún momento de la vida: ser, aunque sea por un rato, lo que no se es.

Tan vigente hoy como hace casi 350 años, una mirada llena de humor sobre las hipocresías de la sociedad

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