Bulbus

Siempre resulta atractiva una lejanía imaginaria. En el pueblo de Bulbus hay nieve, hay hielo y hay soledad. Cuatro jugadores de curling interrumpen el paisaje, se paran sobre el hielo y empiezan un juego. En 1983 uno de ellos ejecuta a un juez. Sus cómplices deciden suicidarse para no declarar en su contra: dejan huérfano a un niño de cinco años. En 1983 una de las jugadoras abandona a su pequeña hija en una tienda de Ikea. En su auto escuchaba una canción de Nena. El juego de las representaciones suspende la culpa, pero debajo de toda esta materia grisácea, opaca y uniforme el pasado deja ver dos que figuras empujan con su actualidad y avanzan hacia el presente.

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