Primero... el huevo

KLO, como todas las mañanas, recoge huevos en su canasta.
Sin previo aviso, un huevo diferente, una perla, un tesoro, una perfecta esfera de cristal, lo invita a mirar el mundo con una amplificación lisérgica, en medio del rechazo de las gallinas.

Esas imágenes lo invitan a entrar al sueño; y todas las formas, y todas las luces, descansan por un momento en sus manos y se entrelazan en armonioso malabar.

Del sueño al deseo y del deseo al impulso.

Del impulso a la idea y de la idea al proyecto.

Y del Proyecto, al fracaso.

Los sucesivos fracasos llevan al abandono, pero de KLO harán un artista.

Primero... El huevo, el nacimiento del malabarista.

Espectáculo de imágenes, teatro y malabares de las formas.

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