Las santas

Ópera de cámara, en un acto.

En algún lugar remoto del tiempo y el espacio, tres mujeres, esperan algo.
Las horas se suceden interminables, pasando lentas, acomodándose al ritmo sigiloso que propone lo que es eterno.
Poco a poco, las palabras, aparecen tímidas entre espaciados silencios.
Van tejiendo las historias, revolotean en el aire y desnudan así, entre terribles melodías, las almas de las mujeres que están manchadas de sangre.
Sin arrepentimiento, las confesiones no sirven para lavar los pecados. Pero no importa, porque lo que importa es otra cosa, y ellas lo saben.

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