¿Se puede construir un espacio feliz?

El herrero forjó la campana y el viento hizo que suene.
Paraíso artificial, propiciador, amoroso, en el que pueden nacer tantas cosas.
Quiero viento que pegue en la cara, no claudicar antes de tiempo,no edificar sobre cimientos porosos, descalcificados, faltos de generosidad.
Envuelta en el viento, todo se mueve menos yo, que por unos segundos hago foco, contrasto, me lleno de una rareza que solo puede ir acompañada de vitalidad, que quizás asuste por excesiva. Lo lamento no quiero asustar.
Bailemos, sonemos en el silencio.
Ese espacio de viento es el amor.

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