¡No se paga!

En esta farsa crítica y burlona, Darío Fo denuncia las consecuencias perversas de la inflación en la vida de la gente común. Con un humor desopilante, también muestra cómo un grupo de gente simple, va tomando conciencia de la necesidad de rebelarse, de hacer algo para que las cosas cambien.
Un tema tan actual, sensibliliza. Un texto crudo y popular, llama a las cosas por su nombre. Una teatralidad aparentemente ingenua, suma una candidez irónica. Una puesta simple, que muestra los trucos escénicos, logra la complicidad de público y actores, en un juego alegre y desmesurado.
Con estos elementos Fo construye un estilo de teatro casi insolente, donde llega a burlarse de todas las instituciones burguesas, pero a través de un disparate cómico, sin solemnidad ni mensajes sabios. Así, la reflexión del espectador estalla en una carcajada.
2 Histórico de funciones