Hamlet

“… el mundo está fuera de quicio…”

Iedbabni aborda este clásico poniendo en escena un universo regido por el caos, la desmesura y la ambición de poder. Así se trazan posibles redes con los escenarios socio políticos actuales.

Desencajado y hastiado por la celeridad con que su mundo se ha visto colapsado (la muerte de su padre seguida prontamente por el casamiento entre su tío –ahora nuevo rey- y su madre; la omnipresencia de su padre y las inquietantes revelaciones que este trae), Hamlet rechaza la oferta de su tío de quedarse quieto y heredar a su turno el reino; en cambio desencadena el desconcierto, la locura y pone en jaque a un gobierno.
El desbarajuste será total, la muerte se precipitará sobre todos los personajes.

En palabras de Abelardo Castillo, “Lo que define a la juventud es la búsqueda de lo absoluto”. Federico Olivera le da voz y cuerpo a uno de los personajes más complejos del teatro occidental encarándolo desde ese carácter: Hamlet pretende cargar sobre sus hombros el mundo injusto en el que le ha tocado vivir y corregir sus males.
Iedvabni trabajó durante un año la versión junto a Malena Solda y a Ingrid Pelicori (que hizo la traducción definitiva).
Dice sobre el trabajo con la obra: “veo en Hamlet pulsiones argentinas. Es para mi una obra política de actualidad porque el tema del humanismo versus el desprecio por la condición humana están hoy en el centro de la discusión”.

El equipo artístico cuenta también con referentes de cada disciplina: Héctor Calmet, a cargo de la escenografía y la iluminación, Alejandro Mateo en vestuario; Lina Bocelli realizó las diecisiete máscaras utilizadas en escena, la música es de Federico Mizrahi.
Marcelo Savignone aportó su experiencia en el trabajo con máscaras y Diego Mariani tuvo a cargo el entrenamiento en esgrima.

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