Proyecciones ... ideas en movimiento

Espacio de articulación teórico-practica, destinado a la investigación y experimentación en danza.

Que pensamos…
Proyectar, proiectare, arrojar hacia adelante. Arrojar; impeler con violencia una cosa, despedir de sí, sacar a uno de su lugar. Espacio, violencia, lugar, cuerpo, forma.
La danza está en los intersticios, los espacios en blanco que dejan estas palabras, en el silencio de la frase, en el suspenso de un pensamiento que mantiene con ella un romance tortuoso.
Pensamiento- practica, pensamiento-cuerpo, presentes como polos enigmáticos, irreductibles a todo lenguaje sea tanto lingüístico como cinético. Hay algo en constante desborde. El cuerpo inaprehensible de quien baila, las ideas tensionadas de quien compone.
La composición en danza ha sido en el transcurrir de nuestros encuentros semanales, la excusa perfecta, la herida no cicatrizada sobre la cual hendir cuestionamientos irresolutos. Cuestionamientos estos, relativos a la posibilidad de generar sentido a través del movimiento, los modos de ser del lenguaje de la danza, la posibilidad de una gramática que le sea propia, las clausuras del sentido.

Proyecciones ha propuesto un abordaje aún extraño al trabajo del bailarín contemporáneo. Ha abierto un espacio en el que la palabra y la danza pudieron compartir un suelo común, establecer un diálogo. Interpelar a la danza desde el pensamiento, al pensamiento desde la danza, borrar las diferencias entre ambos, volver a restituirlas, inquirir con la duda enunciable, responder con el silencio sonoro de un cuerpo que danza.
En éste sentido lo generado no es más que un proyecto, una violencia que le hemos hecho al orden aquietado de las cosas, los roles, las causas. Es un principio, un corrimiento espacial, una desorientación deseada y siempre inconclusa.
Como a tientas, a media luz, hemos creado formas, sin inspiraciones mitológicas que las provoquen, ni razonamientos matemáticos que las justifiquen. Hemos buceado en la profundidad de la sensibilidad y en la superficie del pensamiento.
Desde el llanto conmovedor de las primeras composiciones, hasta el texto de quien suscribe, se desenvuelve una línea transversal que unifica extremos, polos cuya distancia se ha querido apaciguar. Trayecto espontáneo, sin coreografías que lo preanuncien, ni lugares establecidos donde arribar. Solo un empuje, un arrojar, hacia adelante, hacia lo desconocido.

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