Dios desnudo

Vemos a Dios Desnudo ¿Por cuánto tiempo podemos sostenerle la mirada?

Cuál es el lugar del artista?
¿Que aporta el artista a la sociedad?
¿Esto importa?
¿Y que aporta el gerente de un banco, un médico, un docente?
¿El rol define al individuo o el individuo define al rol?
Nuestro protagonista masculino es un lider, él se propone contar la historia de un abuso (vivido por otros), sin embargo termina hablándonos solamente de él.
¿A quién puede interesarle?

Dijo Mariángeles Sanz en su crítica:

"Invitados constantemente a participar de la energía que se expande en un espacio donde los límites se difuminan, sólo la timidez produce que los espectadores permanezcan en el lugar elegido al ingresar, y no deambulen buscando captar todos y cada uno de los elementos que se le ofrecen en casi todos los sentidos. La música en escena, y la impronta de los sonidos y las imágenes -algunas de una violencia física y verbal invasora-, logran atravesar los cuerpos de unos y otros, y la interpelación de los actores a los participantes desde el inicio, produce la fuerte sensación de no poder permanecer indiferentes. La propuesta rompe entonces con un teatro que adormece, que tranquiliza, pero no provoca desde el escándalo transgresor sino desde la construcción de una metáfora que nos habla de la necesidad -en esta sociedad donde todo puede verse y oírse desde la más absoluta complicidad silenciosa-, de poner el cuerpo para lograr que la verdad del discurso no sea nada más que una forma delicada de evasión. Dios desnudo rescata la potencia creativa del teatro desde la participación activa de actores y espectadores, coro necesario entre el arte y la realidad y de cómo ya no hay verdad desnuda que nos incomode si esta mediatizada por alguna forma de representación, salvo aquella que nos deja a la intemperie y en el medio de la acción".

http://lunateatral.blogspot.com/2010/08/dios-desnudo-20092010-de-judit.html

Comedia en 4 transiciones y 4 cuadros. Dos mentiras y una propuesta teatral con muchas pretensiones y pocas esperanzas.

Teatro-multimedia.

Desde que comencé a escribir la obra tenía en claro cual era el tema, por donde pasaba mi preocupación: ¿Podemos y queremos revelarnos al poder establecido? Aunque este sea doméstico, mínimo en relación con el mundo, con los poderes del mundo, los de la naturaleza y, por qué no, frente a los poderes divinos.
Buscaba en mi memoria aquellos momentos en los que más impotente me había sentido y centuplicaba ese recuerdo, lo llevaba al extremo, ponía por caso, en reemplazo del real, otro mucho más cruento (porque mi vida no fue, ni es amarga, sino todo lo contrario. Sin embargo todos los seres vivos sabemos del dolor, todos tenemos la posibilidad de comprender que es la humillación). Luego me colocaba en el lugar de quien me había generado la sensación de impotencia, con su impunidad, buscaba rasgos feroces pero encontraba motivos de pena. Me daba lástima el agresor, me parecía patético, finalmente me causaba gracia. Habitualmente el abusador, quizás por envidia de rol (suena bien, pero no se si esto existe siquiera, o lo estoy inventando) termina poniéndose en el lugar de víctima, para que el abusado (colgado de un gancho por los pies, cabeza abajo) lo vea y diga: pobrecito.
Nuestro poderoso, el poderoso de DIOS DESNUDO, es un ser patético, caprichoso e infantil. Sus víctimas... bueno, sus víctimas no lo son tanto: cuando el se distrae se revelan, si el vuelve le siguen el juego.
¿Nunca te revelaste al poder establecido? Sigo hablando de los poderes domésticos, de los jefes de la oficina, de los padres, del forzudo compañero de colegio que iba un curso más arriba. ¿Que te hacía después del acto heroico seguir con el juego?
DIOS DESNUDO no contesta esto. Simplemente se lo plantea.

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