120 kilos de jazz

Con tal de poder entrar a una fiesta para ver a su amada, el gordo se hace pasar por el contrabajista de un grupo de jazz. Méndez no sabe tocar el contrabajo pero su cavernosa voz imita a la perfección el sonido de las cuerdas. Detrás de este argumento se esconden tres amores: el amor no correspondido por una mujer por la cual se atraviesan todos los infiernos; el amor por el jazz, cuya música ayuda al gordo Méndez a soportar su inmensa soledad y el amor por la comida en la cual el gordo encuentra breves y sabrosos refugios y consuelos.

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