Pisar el palito

La sociedad te "hace pisar el palito" a cada instante, en los momentos más inesperados. Una y otra vez nos preguntamos: ¿Por qué caemos en la trampa? ¿Qué nos hace creer que esta vez no pasará, que hay una oportunidad para dar lugar a los deseos? Por que estos jóvenes buscan la concreción de sus sueños a pesar de que todo parezca lo contrario.
En esta puesta de la obra de Griselda Gambaro, se trabaja escénicamente con íconos que se hallan alojados en el imaginario colectivo, aquellos que nos permiten asociar el presente democrático que vive nuestro país con los años de la "mano dura" y de la represión dictatorial.
Retomando las ideas de Augusto Boal, la escena nos provoca este interrogante: ¿Cómo se encuentra alojado " el policía en nuestro cerebro"? ¿Cómo podremos superar esta opresión? Esta y otras preguntas asoman cuando vemos que estos jóvenes sumidos en la marginalidad afrontan situaciones límites donde, por momentos, el amor, la solidaridad y la angustia les permite descubrir sus verdaderos sueños.
Si bien la obra fue escrita en 1994, no ha perdido vigencia, tanto que en esta versión escénica los espectadores podemos reconocer cómo a los seres más vulnerables de nuestra sociedad se los castiga, en vez de buscar la manera de ayudarlos, en vez de solucionar las verdaderas causas de la violencia social y la marginación.

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