Le pregunto a la mesa si recuerda tus manos...

Santiago se fue. Sisa y Walter ya no están. y Luis María dejó su remera en el placard.

Con el tiempo empecé a usar sus abrigos, a tejer con sus agujas, a dormir con su remera, a escuchar la música que era de ambos.

Una mujer desanda al tiempo y se halla en cuerpos que vuelven sobre objetos compartidos, añorando aquel tacto ya imposible.

Sólo quedan las manos propias como postas ciegas de la memoria.

3 Histórico de funciones