Chau, señor miedo

Carlos y Graciela son dos hermanos. Una noche, a la hora de dormir, Graciela se asusta y busca protección en Carlos, quien lógicamente ya se ha dormido. A partir de ese momento, Carlos, que en un principio se muestra valiente y molesto por las tonterías de su hermana, comienza también a sentir miedo, a imaginar cucos y fantasmas. Entre los dos intentan combatir al miedo con distintos e ineficientes rituales, canciones y cuentos que los lleva a descubrir que estando juntos pueden imaginar historias tan disparatadas que el miedo se asusta y se va. El miedo a la hora de dormir, cuando todo está oscuro y en silencio, es una vivencia frecuente que no sólo tienen los niños. Ellos le ponen a los miedos cara de cucos y fantasmas. Nosotros, los adultos, casi no sabemos que cara tienen, pero no por ello dejamos de sentirlo -sentado en la almohada -. Al miedo no es posible cerrarle la puerta, pero una vez que llegó si podemos echarlo. Cada niño tiene su propio ritual para vencerlo: la luz prendida, una canción, la puerta abierta, un cuento o muchísimos cuentos. Todos en definitiva son la respuesta a un solo pedido: QUÉDATE CONMIGO. En este caso este es el pedido de Graciela a su hermano mayor, que termina siendo un pedido mutuo. No hay edad para el miedo ni valentía que pueda detenerlo. Pero, el afecto, que tiene cara de ternura y también de pelea, bien puede echarlo

4 Histórico de funciones