"Seria fantàstic / que res no fos urgent. / No passar mai de llarg i servir per quelcom. / Anar per la vida sense compliments / anomenant les coses pel seu nom. / Cobrar en espècies i sentir-se ben tractat / i pixar-se de riure i fer volar / coloms".
Ésta es una letra de Joan Manuel Serrat que siempre me pareció utópica; el tema se llama Seria fantàstic, es de 1984 y la traducción sería algo así como: "Sería fantástico / que nada fuera urgente. / No pasar nunca de largo y servir para algo. / Ir por la vida sin obligaciones / llamando a las cosas por su nombre. / Cobrar en especies y sentirse bien tratado / y mearse de la risa y echar a volar / palomas". Como porteña que soy, siempre pensé que era un hermoso deseo de fin de año, pero no una realidad hecha y derecha. Y resulta que me equivoqué.

Entre el 7 y el 13 de diciembre del año pasado, se celebró en la "República" de Rosario el 9no Encuentro Internacional de Grupos Experimenta Teatro, organizado y producido por El rayo misterioso. La expectativa de ver teatro rosarino, chileno, italiano, brasileño, peruano, venezolano y colombiano fue, en principio, lo que más me atrajo (sumado al hecho de que nunca había participado de este encuentro). Lo que me tomó desprevenida fue el cariño y la amabilidad con la que fuimos recibidos. Es triste asombrarse por ser bien tratado, porque demuestra cómo estamos acostumbrados a vivir. Por eso, más allá del teatro, es lo primero que quiero destacar (y agradecer) de todos los "rayos", como ellos mismos se llaman.
Ahora sí, mientras me seco las lágrimas, vamos con la nota.
Dentro de todas las actividades que se realizaron en esa intensa semana (funciones, talleres, charlas, etc.), nosotros fuimos convocados por dos asuntos en particular: la mesa redonda de críticos y el encuentro de revistas alternativas de teatro. La primera se llevó a cabo el sábado 8 y estuvo coordinada por varios integrantes de CRITEA, Círculo de Críticos de las Artes Escénicas de la Argentina. No voy a nombrar a todos los críticos que asistimos, porque seguro que de la mitad me voy a olvidar, pero baste saber que había representantes de varias provincias de litoral argentino, de Buenos Aires y de un puñado de países latinoamericanos. Digo esto porque a mí me llamó poderosamente la atención que varios de los problemas que registramos en Capital, no son exclusivamente nuestros. Sí hay uno que nos pertenece y del que tenemos que hacernos cargo: el aluvión de obras porteñas, que desequilibra la balanza calidad / cantidad. Un aspecto de este tema ya fue tratado por Karina Mauro en una nota reciente, El malestar en la cultura. ¿Qué le pasa al teatro alternativo?, con respecto a los subsidios y los actores. Pero dentro de otras cuestiones, casi todos coincidimos en que los grandes medios periodísticos, más que a la crítica se dedican a la publicidad. El espacio de reflexión es bastante escaso, la información que manejan no es siempre correcta, y el estudio y la capacitación permanente son ciencia ficción. Esto genera, por otro lado, un gran problema para los que queremos ejercer la profesión, porque una parte de los realizadores con los que tenemos contacto durante el año, se interesan más en que vayamos a cubrir sus obras por la publicidad que eso puede generar, que por el diálogo que se pueda establecer. Esto viene a caballo de dos de los grandes prejuicios de todos los tiempos: 1.- los críticos son unos parásitos que se alimentan de la sangre de los verdaderos creadores; 2.- los críticos son artistas frustrados. Como todas las generalidades, éstas también hay que tomarlas con pinzas.
Si bien es cierto que para que yo reflexione sobre el objeto (léase la obra), dicho objeto primero tiene que existir, eso no quiere decir que la crítica sea una actividad parasitaria. A mí me gusta pensarla como algo complementario, que permite la reflexión desde un punto de vista distinto, externo a la realización. Además, los críticos podemos tener una mirada de conjunto del campo teatral, cosa que los teatreros no pueden, por un problema de tiempo y espacio: a la misma hora que ellos trabajan, están trabajando sus compañeros.
La otra cuestión fundamental es la del contacto con los realizadores. No todos los críticos se toman el tiempo suficiente para conocer el pensamiento y las intenciones de los que hacen las obras. Por su puesto que esto no quiere decir que antes de dar una opinión tenga que chequear si coincide con lo que el dramaturgo / director / actor tiene; lo que quiero decir es que es importante mantenerse en contacto con el pensamiento, la manera de ver el mundo y la manera de estar en el mundo que ellos tienen. Por suerte muchos se largaron a publicar, así que, si no los podemos entrevistar, al menos los podemos leer.
Digamos que, en términos generales, las conclusiones son que hay que escucharse más en las dos vías, críticos-artistas. Esto me resultó evidente en un caso en particular. Ese mismo día pudimos ver dos obras de teatro: Insoportable, el término de un largo día, del grupo Hijos de Roche, de Rosario. Y Fría... como azulejo de cocina del Teatro El Baldío, de Buenos Aires. Por diferentes motivos que serían largos de explicar, tanto a mí como a mis colegas porteños nos pareció superior la segunda obra a la primera. Sin embargo, el público rosarino en general y los críticos rosarinos en particular, opinaron todo lo contrario. ¿Será que una está más condicionada de lo que cree por su entorno, sus costumbres, su historia como espectadora de teatro? Más allá del gusto propio, creo que la clave para desentrañar el problema está en la justificación que se haga de la opinión (por algo es una opinión profesional ¿no?). Y creo que es ahí realmente en donde nos podemos sentar a discutir. Porque para tener una opinión sólida, no basta sólo con lo que a mí me parezca: ésta es la diferencia entre una crítica y un manejo mediático para subir o bajar una obra de cartel.
Pero los problemas de la crítica contemporánea no pasan sólo por acá, sino también por las posibilidades de medios alternativos disponibles de publicación. Hoy tenemos en Argentina una cuantas ediciones teatrales, pero pocas son las que sobreviven al primer año. Costos y "demases" juegan en contra, principalmente costos. En la reunión de revistas de teatro discutimos justamente eso. Ahora sí, ahí va la lista completa de participantes: "Stop", Córdoba; "Teatro 07", del Grupo Comuna Baires, Milán; "Circus", Cuzco / Arequipa; "Muestra" , Perú; "Telón de Fondo", Capital; "Afuera", Capital; "Wicked", Capital; "Balletin Dance", Capital; "Dionisio", Capital; "Truenos y Misterios", Rosario; "Alternativa Teatral", Capital. Y acá, hinchándome de orgullo, llevo agua para mi propio molino y afirmo: no sólo nos conocían todos, sino que además somos la cuasi única revista virtual que no quiere ser de papel.
Las relaciones entre el teatro y la tecnología son difíciles, por lo que las revistas teatrales no podían escapar del conflicto. Pero por ahora Internet parece ser la única alternativa independiente y de bajo costo para que podamos trabajar.
Como se imaginarán, muchas cosas más pasaron durante esa semana en Rosario, pero yo sólo cuento hasta acá, para que se queden tentados y vayan el próximo año, cuando El Rayo Misterioso presente la 10ma entrega del encuentro en su nueva sala, que deseamos sea tan grande y hermosa como la imaginamos debajo de los escombros.