Miércoles, 31 de Diciembre de 2014
Jueves, 01 de Julio de 2004

Federratas

Por María Natacha Koss | Espectáculo Federratas
Las salas del Centro Cultural San Martín siempre traen sorpresas; no sólo porque hay mucha programación que está excluida del teatro, sino también porque funciona como un centro de experimentación de distintas artes y como un espacio donde los estudiantes del Centro pueden demostrar lo que han aprendido. Dentro de este contexto está enmarcada Federratas, obra de Hernán Morán, con el elenco M.B.P. Teatro (egresados de los talleres de teatro del Centro). Siempre es interesante quebrar el espacio escénico, sobre todo si en la interacción con el público los personajes van demostrando sus personalidades y se van anticipando elementos de la obra. Esto es lo que buscan en Federratas, donde fumigadores y acomodadores nos reciben en mitad de la acción. Incluso cuando entramos en la sala nos descubrimos en el medio un cumpleaños de quince (con música, humo y todo) al que no fuimos invitados y, por lo tanto, al que sólo podemos asistir como espectadores. Por eso sorpresivamente se corta la música, se apagan las luces, los personajes salen de escena y comienza la función. La obra nos rodea: no sólo transcurre arriba del escenario, sino que usan los balcones laterales. Es un recurso muy interesante, salvo por aquellos que nos sentamos cerca del pasillo y que de los balcones sólo podemos oír pero no ver. Lo que comienza como una comedia de situación deviene en un policial gracias a dos muertes repentinas y poco claras que rozan apenas el humor negro, marcando los cambios de escena con bailes coreografiados en los que participan todos los personajes (junto con el vestuario, una de las cosas más atractivas de la obra y mejor trabajadas), efecto teatralista que da dinamismo al espectáculo. En este contexto en el que nada es lo que parece, dos policías ineptos analizarán distintas teorías sobre los asesinatos estructuradas a partir de flashbacks marcados por cambios de luces, que nos hacen volver una y otra vez a la escena del crimen. La idea es que cada flashback esté trabajado, incluso desde las actuaciones, desde el punto de vista del personaje que relata, pero este efecto sólo es conseguido con la descripción de la vecina. La rata que los fumigadores habían estado persiguiendo desde que entramos a la sala, va a terminar siendo el personaje estrella que simbolizará la relación de pareja y las infidelidades, y que por ser un personaje ausente va a crear una riqueza de significado enorme, sobre todo porque los crímenes se concretan con veneno para ratas. Sólo la vela número 15 que prende la cumpleañera, permitirá resolver el misterio. La puesta se evidencia como la ardua labor de un equipo muy competente. Sólo por ejemplificar: la sincronicidad de las luces y el sonido es impecable, a pesar de la complejidad en la estructura de la obra; el trabajo de Erika Trenque, Adriana Anile, Agostina D’Angelo y Luciana Ramos en la caracterización de los personajes a partir del vestuario, el peinado y el maquillaje respectivamente es brillante. Dentro de este contexto y teniendo en cuenta que la obra se estrenó en abril, más el hecho de que los actores recién están ingresando en la arena profesional, algunos problemas a la hora de decir el texto son comprensibles y no afectan demasiado al producto final. La obra tiene una muy buena base, está bien construida, sólo le falta aceitarse un poco más. Por eso festejamos que sigan un mes más en cartel.
Publicado en: Críticas

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