Lunes, 14 de Mayo de 2018
Lunes, 25 de Mayo de 2009

Un viaje de ida

Por Sonia Jaroslavsky | Espectáculo Tren

El grupo Piel de Lava integrado por Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa y Laura Paredes volvió con su tercera creación: Tren.

El grupo Piel de Lava se caracteriza, en primer lugar, por estar integrado por cuatro mujeres. No está de más acentuar su género puesto, que ha marcado cada una de sus creaciones desde que comenzó a trabajar allá por 2002. Colores verdaderos y Neblina fueron sus dos primeros trabajos. El grupo se tomó unos cuatro años para volver con Tren. Es que sus integrantes son muy activas. Nuestros lectores las han podido apreciar en varios proyectos transitando diferentes roles como el de la actuación, la dramaturgia o la dirección. A su tercera creación, se suma Laura Fernández, otra mujer, en su rol de dirección compartida junto al grupo.

El espectáculo se propone meterse en el mundo de la fe religiosa, más específicamente tomando el mundo de los/as evangelistas con toda la performance teatral que los caracteriza. ¿Quién no apreció las habilidades de convocatoria de sus representantes, con sus ademanes grandilocuentes, sus voces enfáticas y sus catarsis sanadoras, en las radios, la televisión, en las plazas públicas o en los viejos cines reconstruidos para estas prácticas?

El interior de un camarote de un tren que parte a Mar del Plata es el espacio donde se alojará la acción. Se trata de un camarote particular, más bien parecido a un pequeño living de un departamento, donde un gran ventanal conecta con los paisajes bonaerenses que propone el recorrido por las vías. Un camarote que alberga a las protagonistas. Las proyecciones -interesante utilización de este dispositivo- dialogan con la escena disparando una película que juega a generar la ilusión de realidad que propone este viaje ¿sanador?

Como es característico en este grupo, la creación de diversas escenas -algunas más acabadas que otras- para establecer una dramaturgia que por acumulación deviene en sentido de mundo, supone una técnica de trabajo desde la escena al texto. Y así lo vienen haciendo y probando. La famosa improvisación sobre una temática propone el lineamiento de la ficción de mundo amparada en diversos personajes (todos femeninos, claro). Así es como encontramos los más diversos personajes que uno pudiera imaginar sobre las motivaciones que lo vuelven a uno partícipe de una comunidad religiosa. Así se suben al tren para ir a un encuentro evangélico en Mar del Plata de una congregación específica que tiene sede en la “Capi” y otras en el conurbano. Se suben las que recién se suman a la congregación (problemas familiares, depresión, etc.), las representantes y organizadoras que practican para transmitir la palabra de Dios; las hermanas que intentan apoyar a su madre practicando una canción para presentar en el encuentro, etc., etc. Cada uno de estos personajes tendrá sus conflictos específicos y los que se desprenderán de las relaciones con el otro. Y en ese encuentro entre una y otra, tal vez sea el espacio donde la fe, si uno pudiera darle un sentido amplio, aparece con más fuerza.

El trabajo con el dispositivo fílmico como ventana es un hallazgo en su justa utilización, puesto que se suma a la dramaturgia dando vuelo poético. Tal vez sus momentos más brillantes son los de un padre y un niño que esperan la salida de su mujer en el tren, insistiendo una y otra vez con un saludo “que no la deja ir”. Pero tal vez el que proyecta a una jovencita cantando Volver a los diecisiete, acompañada por su guitarra, mientras nuestras protagonistas bajan del camarote y se cuelan en la proyección, sea el más intenso, porque la ficción de la escena al volverse proyección, produce más ficción y más sensación de realidad, paradójicamente.

A fuerza de pura y buenas actuaciones uno termina creyendo en la teatralidad que se desprende de este grupo en la escena. Se observa, en relación a sus trabajos anteriores, un crecimiento paulatino en la dirección y en la dramaturgia y una ductilidad en sus actuaciones más que meritorias. Otro punto a valorar tiene que ver con la escasez de grupos de trabajo de teatro que continúan su labor a lo largo del tiempo, y este grupo, a pesar y a favor de las trayectorias individuales, sigue apostando a sostener Piel de Lava y a proponerse diversas problemáticas temáticas y escénicas para arriesgar.

Publicado en: Críticas

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