Bildungsroman de Cecilia Propato fundadora de la Escuela Arjé de dramaturgia

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El Díptico - Unipersonal Bildungsroman partió del encuentro fortuito en un sitio de internet de un diario personal de una guardia nazi anónima que escribió sus impresiones acerca de su rol como vigilanta en un campo de concentración nazi quien a través de una escritura básica desarrollaba una catarsis de megalomanía extrema sobre cómo pensaba ella que la veían las mujeres cautivas, haciendo alarde del valor de su presencia, diciendo que las sometidas tenían que estar agradecidas por poder ver su rostro bello, blanco y germano cuando ella las iba a controlar y cuidar al pabellón . Encontré este texto mientras buscaba, mientras preparaba una charla, datos sobre Thea von Harbou, la esposa de Fritz Lang, el director del filme Metrópolis quien fue una guionista con una ideología filonazi y en 1932 se unió al partido Nazi y se separó de Lang. Luego me surgió la imagen -escribo a partir de imágenes generadoras- de una guardia nazi llamada María quien está anclada en el baño de un campo de concentración en Birkenau, Alemania y frente a una situación de debilidad que está atravesando ensaya cómo pedir ayuda, primero a su médico que la vio nacer y, en segundo lugar, a Heinrich, un general de la SS quien es su amante y está escribiendo una Bildungsroman (novela de vida). Esta es la primera parte del Díptico. En la segunda parte, María supera su situación de fragilidad ; la maldad y el sadismo de ella se fortalecen y es atravesada por el régimen nazi; es así que dirige un monólogo a Hitler por el que siente devoción y una identificación muy grande convirtiéndose un poco en él y otro poco en una devota que lo admira, como si saliese y entrase del cuerpo y de la subjetividad de Hitler.

En términos generales, las partes de los Dípiticos y Trípticos (estructuras que provienen de la pintura medieval) plantean escenas que tienen independencia entre sí pero que, al mismo tiempo , si se las ve consecutivamente determinan una lectura conjunta.

Para el armado de la puesta en escena partí de la imagen primigenia que tuve para escribir la obra: un inodoro en un baño improvisado ubicado en el medio de un predio de un campo de concentración. La noción de puesta en escena está vinculada a qué sacar y quitar y no a la idea de cargar, de llenar. A final del espacio-predio ubiqué el inodoro blanco, el único objeto que dá idea de humanidad y de cotidianeidad. En la primer parte del Díptico-Unipersonal María está muy cerca del inodoro, casi al mismo nivel , equiparada a él porque está en un plano de humanidad, de una humanidad enrarecida pero humanidad al fin; pero a medida que transcurre el unipersonal ella se aleja del objeto inodoro para luego volver a él en la segunda parte del Díptico pero esta vez para usarlo en forma extracotidiana. Esto genera un efecto de extrañamiento.

En cuanto a la Dirección de Actores, María (Marina Cohen) se mueve en líneas rectas reviviendo el movimiento de los peones en el juego de ajedrez y se traslada en cruz. Las líneas rectas tienen que ver con el universo militar y su andar coincide con la forma taxativa de pronunciar los monólogos como si el ritmo tuviera que ver con el sonido de unos zapatos que marchan en el medio del silencio. Un silencio que grita.

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