Jueves, 01 de Enero de 2015
Domingo, 04 de Noviembre de 2001

Juego de Miradas, rompecabezas narrativo.

Por Andrea Mochnach | Espectáculo Pájaros Negros

“En el plano de la representación esa crueldad no es la que podemos manifestar despedazándonos mutuamente los cuerpos, mutilando nuestras anatomías, o, como los emperadores asirios, enviándonos por correos sacos de orejas humanas o de narices recortadas cuidadosamente, sino la crueldad mucho más terrible y necesaria que las cosas pueden ejercer en nosotros. No somos libres. Y el cielo se nos puede caer encima. Y el teatro ha sido creado para enseñarnos eso ante todo. ... Propongo devolver al teatro esa idea elemental mágica, retomada por el psicoanálisis moderno, que consiste en curar a un enfermo haciéndole adoptar la actitud exterior aparente del estado que se quiere resucitar.” A. Artaud.

La escena ha sido puesta, los espectadores están presentes... pero esta historia empezó a contarse hace algún tiempo atrás. “Pájaros Negros” propone un juego de miradas que incluye al mismo espectador. Un entramado mundo donde no hay posibilidad de protagonistas ni de héroes, donde los roles de víctima-victimario se intercambian en un cuadro de voyeurismo que parece no tener fin. En el marco de la psicología, el voyeurismo es tratado como un trastorno que implica el hecho de observar ocultamente a otras personas cuando están desnudas o en actividad sexual. Sin embargo, se ha extendido el uso cotidiano de esta palabra para dar cuenta de la actividad del “mirón”, aquél que experimenta un determinado placer en el simple hecho de mirar o espiar a otros en todas las actividades de su vida. Justamente, “Pájaros Negros” se construye como un juego de cajas chinas en las que todos observan y son observados. La anécdota versa sobre la relación de dos hermanas, Marta y Beatriz, con un vínculo muy especial y hasta momentos perversos. Son autoras del asesinato de Edgar, el marido de Marta. En un principio todo se asemeja a una reconstrucción policial de los hechos, donde un Técnico actúa como Director de Escena. Sin embargo el clima se enrarece y poco a poco se vuelve asfixiante. Aquello ya no se parece a una reconstrucción y las hermanas son los personajes de un drama que se representa una y otra vez, quizá buscando un origen o causa que nunca se encontrará y quizá tampoco tenga un fin. El espacio se torna cada vez más extraño y de difícil denominación. ¿Laboratorio? ¿Cárcel?. Si estuviéramos filmando con una cámara de video para dar cuenta de la escenografía, podríamos comenzar con un plano medio, donde nos encontraríamos con una de las cajitas chinas que van articulando la obra. Características: un espacio “x” similar al living de una casa, con una mesita en el centro, dos sillas, un televisor de pantalla color y sin separación alguna una camilla y un tanque de oxígeno hacia el fondo de la escena. Si hiciéramos un travelling hacia atrás para tener una apertura del plano, el espacio escénico contiene una serie de elementos que resignifican los elementos detallados anteriormente: empotrado en la pared mirando hacia la sala y elevado, un televisor, de pantalla en blanco y negro. Las paredes de nuestro plano anterior aparecen cubiertas por una especie de tela plástica. Una tela nos separa de otro espacio “x” –entrepiso- que se hará visible gracias al contraluz cada vez que aparezca una voz en off. Simplemente estos elementos, sin mayor concreción. En el diálogo de los actores no se da cuenta del espacio, nadie aclara el “dónde” de los hechos. No se trata de “Conejillos de Indias” que son estudiados por algún científico. El Técnico dispone y organiza la representación. Las hermanas interpretan una vez más la historia. La narración se torna plural. Varios narradores se hacen cargo a su tiempo de la narración: una voz en “off” relata el “legajo” de cada una de las mujeres con sus respectivas descripciones físicas; el Técnico narra las acciones representadas por Marta y Beatriz; desde un televisor cada una de las hermanas cuenta paso por paso los hechos ocurridos; Beatriz narra la actuación escénica de Marta y viceversa; el televisor proyecta un video en el que, como “cámara oculta”, se muestra a las hermanas en su aparente hábitat diario. Finalmente, otra forma que adopta este rompecabezas narrativo es aquella en la que el personaje se funde con el narrador logrando una actuación-narrada o una narración-actuada por el mismo personaje, y encuentra su punto máximo en el monólogo de Marta que representa la despedida que le hizo a la carne del cuerpo muerto de su esposo. Estas transferencias narrativas no tienen como objetivo un cambio de focalización, sino que por el contrario, mantienen un discurso neutro que enriquece el juego. ¿Se investiga un crimen? En Pájaros Negros el teatro se torna en esa realidad Otra en la que Antonin Artaud quiso que la crueldad sea el instrumento de demostración de nuestra propia falta de Libertad. Crueldad que al presentarse como natural, se desenmascara como perversa. Las hermanas representan su historia como en una especie de ritual exorcista. Pero sobre esta estructura narrativa, la tensión dramática se basa en un juego de miradas que involucran a su vez al mismo espectador quien se transforma en un voyeur del voyeurismo del alguien más, Otro, que parece observar dirigir este drama más allá inclusive del mismo Técnico. Quizás esas miradas se multipliquen al infinito. Un entretejido de miradas que articulan un Panóptico del que no hay salida: Marta representa su escena de la carne tornando su actuación en deíctica –señala su propia actuación como tal- por la mirada cómplice que tiene con el Técnico y con Beatriz. El Técnico interrumpe su masturbación porque algo le recuerda que él también está siendo observado. Este juego no hubiera sido posible de lograr sin la exactitud obtenida en las actuaciones. Se evidencia un trabajo de dirección claro y preciso que hizo foco en la combinación de los elementos escenográficos y en el encastre de miradas entre los personajes. El espectador también es un observador que elige dónde focalizará su mirada: quizás directamente en las actuaciones, y en determinados momentos haciendo un contrapunto con las imágenes que se emiten desde el televisor, ya sea en la TV blanco y negro o la de colores. Todos observan y son observados a la vez. Recordando a Foucault: “La inspección funciona sin cesar. La mirada está por doquier en movimiento... Este espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el que los individuos están insertos en un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los acontecimientos están registrados, en el que un trabajo ininterrumpido de escritura une el centro y la periferia, en el que el poder se ejerce por entero, de acuerdo con una figura jerárquica continua, en el que cada individuo está constantemente localizado, examinado y distribuido entre los vivos, los enfermos y los muertos.”
Publicado en: Críticas

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