Domingo, 04 de Enero de 2015
Viernes, 03 de Noviembre de 2000

Marta y Marta

Marta, una mujer de edad intermedia, teme estar enferma y, mientras cocina, se sumerge en los más ridículos y trágicos de los pensamientos. Marta y Marta es un interesante espectáculo basado en el desdoblamiento de su protagonista, y en el despliegue de los más abyectos y miserables fantasmas cotidianos. Según Aristóteles, la comedia representa a los hombres peor de lo que son. Esta definición no le impide a la directora desarrollar una comedia que revele una mirada tierna y piadosa sobre su protagonista. El espectáculo está montado sobre texto de Inés Fernandez Moreno y del Grupo Júpiter en el Medio. El texto no revela ninguna verdad que no sepamos, pero nos hace bucear sobre la fortaleza (y de fortalezas las mujeres saben bastante) de los seres humanos ante la conciencia de finitud. Como dice uno de los tantos personajes desdoblados de Marta: La muerte no es lo peor que puede pasarnos. Los diálogos tomados de la vida cotidiana son, por supuesto, disparatados. La construcción del texto es inteligente y no nos explica (como sucedería en el típico teatro argentino) en que consiste nuestra verdadera tragedia. El trabajo dramatúrgico deja lagunas con el fin de provocar a la imaginación del espectador. Lo novedoso del texto es la utilización del desdoblamiento como único motor y organizador de la acción. Tanto la directora como las actrices salen airosas en el desarrollo del complejo procedimiento de la objetivación de lo subjetivo. El texto nos revela una conciencia que actúa en un sujeto escindido y que se fragmenta cada vez más. La sobredosis que el grupo enuncia en el programa probablemente tenga que ver con esto, y con la sobrevivencia en un mundo esquizo, paradójico, doble y contradictorio. El espectáculo es eficaz y llevadero. Elvira Onetto se apoya en las muy buenas actuaciones de Alicia Palmes y Susana Behocaray y construye un universo encantador, trivial y profundo. Marta y Marta encandila y entretiene. Es un espectáculo de entrecasa que rescata para el teatro el espacio, familiar y privado, de la cocina. Una cocina sin artificios teatrales; con una luz que, si bien recrea alguna que otra atmósfera, en términos generales acompaña. El espectáculo nos sorprende al hacernos reflexionar sobre la capacidad femenina de articular en una misma cadena significante a la limpieza de cutis con la absurdidad de la existencia. Tarea compleja y desvalorizada, que si la aprendiéramos nos proporcionaría una sabiduría superior. El espectáculo del Grupo Júpiter en el Medio es capaz de provocarnos una mirada tierna y misericordiosa sobre lo peor de nuestras madres. Probablemente Marta y Marta esté dirigido a esa generación, lo cual no significa que todos podamos disfrutarlo.
Publicado en: Críticas

Comentarios





e-planning ad