Tirso de Molina

Entre los discípulos de Lope de Vega destaca por encima de todos la figura de fray Gabriel Téllez, conocido universalmente por su seudónimo, Tirso de Molina. Junto con Lope y Calderón forma la gran tríada de cumbres del teatro español áureo, y de hecho Tirso viene a ser el puente entre ambos.

Aunque sólo han llegado a la posteridad unas sesenta piezas dramáticas suyas, fue uno de los dramaturgos más prolíficos del Siglo de Oro. Según su propio testimonio en el prólogo a la Tercera Parte, sin duda alguna algo exagerado, habría escrito en 1634 unas trescientas o cuatrocientas obras.

La obra dramática de Tirso de Molina se caracteriza por la enorme complicación de sus argumentos, pero posee, sin embargo, el secreto de la intriga, logrando casi siempre interesar al espectador. Sus personajes poseen una profundidad psicológica notablemente mayor que en otros dramaturgos de la época y sus caracteres femeninos destacan a menudo en sus obras. Destacó sobre todo en la comedia: Marta la Piadosa, Por el sótano y el torno, Don Gil de las calzas verdes, La villana de Vallecas, y en la comedia palatina: El castigo del penseque, El amor médico y sobre todo El vergonzoso en Palacio. Cultivó también las obras religiosas, tanto autos sacramentales (El colmenero divino, Los hermanos parecidos, No le arriendo la ganancia) como los dramas hagiográficos (Santo y sastre, la trilogía La santa Juana); bíblicos (La mejor espigadora, sobre la historia de Ruth, La vida y muerte de Herodes o La venganza de Tamar) y teológicos (El condenado por desconfiado); también hay incursiones teológicas en dramas morales como su obra maestra El burlador de Sevilla y convidado de piedra, sobre el mito de Don Juan.

23 Espectáculos en los que participó