17/05/2008 16:06 Dario 42 Pregunté: ¿Y porqué mantiene la tonada si hace veintidos años que no pisa Córdoba?
El taxista -que actualmente vive en Ushuaia- contestó: Es que así no me olvido de quien soy.
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Los santos, los lugares comunes, la luz mala, el gauchito gil, hasta incluso la infelicidad, aun más la estupidez forman parte de la cultura de un pueblo, una nación...
Aquello que "lo arreglamos con un alambre" o "tener las mujeres más hermosas del mundo" o "somos el granero del mundo" pueden leerse como discurso gastado, perimido, con fecha de vencimiento. O extrañamente actual.
Miremos a nuestro alrededor.
Recorremos las rutas y vemos por doquier centenares de pedestales inundados con banderas rojas, cantantes que desean secretamente morirse (si es tràgicamente, mejor!) para tener más exito después de muerto que estando vivo, o meros pueblos que se transforman en otro, por obra y gracia de un santo milagroso (cfr. La difunta correa).
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La investigación teatral, repleta de lugares comunes, con algún guiño cómplice (muchos se sentirán identificados en los personajes), destila inocentemente una feroz crítica a la identidad personal.
Aquellos que deseen mirarse al espejo la disfrutarán.
Y de los otros, creo, será incomprensible, casi infantil, casi una hora y media perdida (y que no se atreverá a reclamar...)
Al fin y al cabo, uno decide en esta vida que partido juega: ser uno más entre un mar de muchos otros o... valientemente decidir otear el horizonte y ver más allá.
17/05/2008 16:06
