Opiniones sobre No me iré sin Mirtha

  • 23/09/2006 18:05
    Fernando M
    El mayor acierto de esta obra es que está respaldada por una fuerte y sólida teoría cultural de la representación, lo cual es importante si consideramos que hoy en día cuesta tanto meter significados culturales en una obra de teatro sin que sean meros paréntesis o guiños a mitad de camino. -No me iré sin Mirtha- toma esos significados como material relevante de creación. Porque así como generamos una identificación imaginaria y narcisista con las películas y las novelas que vimos, los libros que leímos, es como nos determinamos y nos constituímos como sujetos nosotros mismos. -No me iré sin Mirtha- se constituye como sujeto de ese imaginario, y es una bocanada de aire fresco entre tanto teatro-catarsis y tanta performance-ex-machina de relleno. Nos habla de los peligros de la hiper-referencialidad: Cortemos con la neurosis, paremos un poco de representar y reconstruyamos los vínculos con nuestra gente cercana.

    Me encantó, una reflexión completamente lúcida y necesaria acerca del estado de nuestras personalidades y relaciones que, precisamente, no son inviolables frente a la interpelación de la tele-cultura.

    ¡Y además, la pueden ver nuestras madres!

    "Nostalgia no es una mala palabra"
  • 23/09/2006 15:42
    Celeste
    No me iré sin Mirtha huele a plástico. Como las carpetas forradas con
    contact de primer año del secundario. O la cinta scotch gruesa para
    pegarles fotos de las Spice Girls. Hay rosa chicle como el de mis
    muñecas menemistas. El plástico con el que estaban hechos todos
    nuestros juguetes. Cuando abrí la caja de mi primera Barbie (Magic
    Blue, vestido de raso azul) cayó una tijera. Todavía no entiendo cómo
    había llegado hasta ahí. Todavía la tengo. Lo que no sé cómo tengo es
    el recuerdo de mi Magic Blue. ¿A dónde fue a parar todo eso? Nos
    enseñaron a narrar infancias en las que se jugaba a las escondidas y a
    los indiecitos, en las que las mamás le cosían vestiditos a las nenas
    (y los juguetes no eran de plástico). Yo me hacía la ciega como Grecia
    Colmenares en Topacio e intentaba llorar con las fosas nasales
    temblorosas como Luisa Kuliok en La extraña dama. Cantaba las
    canciones de las telenovelas de Andrea del Boca. Iba a la casa de mi
    abuela que sólo dejaba poner Canal Nueve. Mirábamos a Mirtha a veces y
    contábamos cuántas veces interrumpía a sus invitados. No me iré sin
    Mirtha no podría existir sin todo eso (otra vez ¿a dónde fue a parar
    todo eso?). Nos pasamos la infancia tragando y nos llenamos de
    imágenes, colores, sonidos, olores que nos quedaron apelotonados
    adentro como una bola de restos de plastina. Hay un cuerpo inerte en
    escena que se vacía y se rellena. Mujeres que hablan con palabras
    regurgitadas del discurso televisivo (absorbidas, procesadas y
    expulsadas como excreción indiferenciada). El discurso que les entró
    como cuando la madre atiborra de comida al bebé y el bebé escupe, se
    atraganta. El cuerpo de la hiperinformada se convulsiona con náuseas,
    tos-como-de-vomitar. Está "rellenada". Alimentar, vomitar, llenar,
    vaciar. Mi amiga Natalia decía que las mujeres en vez de parir hijos,
    parían estómagos. Es que en No me iré sin Mirtha también somos
    testigos de una puesta en escena del imaginario materno (una
    vivisección ficcional del cerebro). He escuchado a mi madre recordar
    con nostalgia cuando compró su primer set de cacerolas o su
    multiprocesadora, he visto a mi abuela tejerle sombreritos a la
    tetera. Por eso me parece propio del universo femenino la relación con
    los objetos que hay en la obra (porque las cositas que se usan serían
    como hipertrofias monstruosas de los objetos de la cotidianeidad). No
    me iré sin Mirtha nos hace espectadores de nuestra memoria
    melodramática encarnada y esta vez podemos reírnos de ella, de cómo
    huele a plástico, al plástico querido.
  • 23/09/2006 02:06
    Diana
    Me encantó la obra, es divertida (porque las cosas que valen la pena no sólo son seeerias, abuuurrridas) y melancólica como un Topolín. Las actrices están excelentes. Creo que lo único que se necesita para 'entenderla' es haber nacido de madre.
  • 22/09/2006 15:52
    Melina
    se entendio!
    eso es lo que mas me gusto, que es una historia que se entiende, que uno puede seguir, que tiene hilo
    y fantasticamente actuada
    no es facil agarrar una pistolita de plastico y parecer amenazante
    voy a volver con amigos
  • 18/09/2006 15:29
    Lukas
    La verda que la obra me gusto mucho. La estetica tanto como el recuerdo cultural hacen de ella algo muy bello.