Opiniones sobre Fotos de infancias

  • 25/06/2006 10:26
    Mario 11
    Buenos anoche fui a ver la obra por momentos no la entendi no se ve una actuacion que sobresalga de otra es uniforme.
    Me parece que se podria explotar un poco mas las fotos y que no solo sea un toque de estas.
    Lo que es efectos esta bueno
  • 18/10/2005 15:15
    Monica C 7
    Me resulto un espectaculo lleno de encanto y nostalgia, con excelentes actores. La direccion y puesta en escena esta llena de sutilezas y da para verla una segunda vez. No esta dirigida a un publico en particular. Presencie la funcion con gente de mas de sesenta años y jóvenes de veinte, y ambas generaciones encontraban puntos de identificacion y de interes. Es muy divertido oir los comentarios de los espectadores al salir, recordando anecdotas y vivencias personales de sus infancias. Hay que verla y a la salida ir a tomar un cafecito y charlar. Muy buena. Monica.
  • 25/06/2005 04:19
    Ramon 54
    Noralih Gago maravillosa actriz. Creo que Juan Parodi es el mejor director joven de la actualidad sin temor a exagerar. Era maravillosa Solita par todo y es maravillosa estas fotos de infancias.
  • 06/06/2005 14:45
    Andrea
    Una vez más Jorge Goldenberg nos remueve esos sentimientos que parecen olvidados en el alma. Excelente actuación del elenco, en especial merece un renglón aparte el primer actor Claudio Benitez, quien evidentemente ha explorado para poder caracterizar a su personaje, esas sensaciones que nos producian aquellas picardias infantiles de antaño. Es notable el crecimiento profesional que el grupo (y en especial Claudio Benitez) ha tenido. Mis felicitaciones también para Berta que nunca deja de asombrarnos con su maravillosa dirección.
  • 29/04/2005 09:15
    Escoba D 24
    COMENTARIO FOTOS DE INFANCIAS

    ¿Qué relatos, qué historias reales o imaginadas están congeladas, latentes en la imagen de una fotografía? Fotos de Infancias parte de un soporte material específico: una pequeña colección de fotos aportadas por las actrices y los actores, que imaginaron respuestas a las preguntas anteriores a partir de las cuales el dramaturgo y los directores compusieron breves historias “de vida”.

    ¿Qué les pasó antes, después, durante la sesión de fotografía a los niños retratados? Respetando el principio empírico de que una misma historia difiere según quien la relate, los actores-personajes procuran reflejar los pensamientos que habitan el mundo infantil. Los parlamentos y las actuaciones tienen el sabor simpático y nostálgico de ese cosmos ingenuo y asustadizo de la niñez, salpicado de clichés y prejuicios que los adultos imponen a los chicos en el duro proceso de la “socialización primaria”, es decir, la primer educación que recibimos todos en el seno de nuestra familia, y que funda parte importante de la personalidad al tiempo que nos inculca las primeras reglas básicas para la convivencia.

    El “procedimiento” según el cual se organiza la dramaturgia es simple: cada cuadro se inicia o termina en una configuración estática, en la que los actores, adultos, reproducen las fotos imitando poses y gestos de los personajes (niñas y niños); también el vestuario-vestimenta y la iluminación escénica contribuyen a este objetivo. Pero esto no es todo. El trabajo más significativo desde el punto de vista de la poética teatral gira en torno a la contextualización de esas imágenes fijas, construyendo ficcionalmente las situaciones anteriores y posteriores al momento en que se tomó la fotografía y la cuota de solemnidad que a veces acentúa los rasgos personales en el instante de ser retratados. La imagen resulta de este modo recuperada, vuelta a la vida, y hasta pletórica de significados que jamás se ofrecerían a una mirada estática.

    Lejos de narrar un fragmento de la biografía de las personas retratadas, estas reconstrucciones son imaginarias, pueden prescindir del anclaje histórico. En cambio, ponen énfasis en las situaciones de desamparo real o ficticio de sus protagonistas, en el temor exagerado a la soledad y los mecanismos por los que este temor se dispara hacia fantasías de abandono o muerte. Otro aspecto considerado en la dramaturgia son las relaciones de amistad con su colección de pequeñas miserias que, a menudo, reflejan el mundo más corrompido y desencantado de los adultos.

    Para mí no se trata de un teatro construido a partir del movimiento o de ni de argumento. Lo esencial es el gesto, la postura del cuerpo, los diálogos que reflejan la tensión íntima, la leve crispación de cada uno de los personajes, así como la multiplicación de sentidos que implica el movimiento.

    En un plano más subjetivo, entre los valores y conceptos que me transmitió Fotos de Infancia menciono la puesta en cuestionamiento, en forma indirecta, de la propia teatralidad de lo que el espectador percibe, la artificialidad de lo que se ve en el escenario, pero que resulta naturalizado en la escena. Este distanciamiento se manifiesta, por ejemplo, en los cuerpos adultos de actores y actrices, que adoptan gestualidades, formas de moverse y pensamientos infantiles; o en los cuadros en que actores varones representan a niñas de las fotografías (marcando de manera cortés la separación entre las categorías de sexo y género), o el interesantísimo cuadro final que no revelo, por respeto al efecto mágico de lo que al mismo tiempo es previsible y sorprendente.

    Coincido con Marta López (estoy escribiendo de memoria y espero no confundirme tu nombre!) en mi recomendación de Fotos de Infancia, uno de los trabajos más interesantes que vi en el mes de abril.
  • 13/04/2005 14:05
    Marta H 12
    Es una obra entrañable.
    Una cita del poema "Cumpleaños"de Pessoa que figura en la gacetilla de prensa: "¡Qué rabia no haberme traído el pasado robado en un bolsillo!"
    Otra que está en el programa de mano, también de Pessoa: "¡Con ansia que es rabia quiero aquel otrora! ¿En él era feliz? No sé. Lo fui otrora ahora."
    Ambas te remiten inmediatamente al pasado. A tus propias fotos de infancia, que en su fijeza reflejan algún acontecimiento del cual no tenés memoria o sólo recordás lo que te dijeron sobre ella. Esas son fotos ya relatadas. No son tu guión. Pero otras hacen impacto en algún lado aunque no sepas precisar dónde. Testimonios de qué alegrías o de qué tipo de dolor.
    En la obra se improvisa sobre estas instantáneas, sobre lo que las antecede o sobre el futuro de la escena. Este trabajo conjetural implica aludir a todo lo que hay de supuesto en la memoria, trabajo de construcción y selección que elabora siempre el recuerdo.
    Los que juegan las escenas personifican esos niños de las fotos. Se asiste a los intentos de aprendizaje de las reglas que representan el mundo adulto, a la reverencia a ciertos objetos, a los misterios religiosos. Figuraciones del Infierno rondando los preparativos para la gran fiesta de la Comunión.
    Con humor, con melancolía. Siempre lo disruptivo: la carcajada o el llanto estallando dentro de este intento de los niños por copiar el ceremonial adulto. Siempre el juego, la lógica infantil tan reveladora...
    La actuación impecable. La puesta con los elementos justos. Y esas fotos... Repito un verso de Álvaro de Campos: "Se llora de repente, y todas las tías muertas hacen té de nuevo en la antigua casa de la quinta vieja."
    Mi recomendación: vayan y entréguense.
    Marta H. López